Maximiliano Bauk considera conveniente la
decisión de los suizos de rechazar en referéndum la propuesta de que los
ciudadanos tengan una renta básica mensual garantizada y aquella de un
salario mínimo de 3.270 euros.
Parece ser que, según podría conjeturarse a partir de distintos acontecimientos, en Suiza la
gente quiere ser pobre, cosa que confirmarían una y otra vez. Y es que
en aquellas tierras europeas ya se convirtió en tradición que el pueblo
vote en contra de distintas medidas sociales que probablemente en la Argentina
serían aprobadas por amplios sectores de la población y a partir de las
cuales varios dirigentes sindicales y de izquierda podrían dar por
concluidas sus respectivas “luchas”.