La
justificación definitiva para separar iglesia y estado es la necesidad
que todos tenemos de llegar a nuestras propias conclusiones de forma
individual, y actuar en consecuencia, independientemente de lo que diga
cualquier religión. Esta necesidad de libertad intelectual se aplica de manera más amplia a todo pensamiento y acción, incluyendo nuestras vidas económicas: la producción, el comercio, y el consumo de la riqueza.
Como Ayn Rand identificó, la mente
racional liberada es nuestro instrumento fundamental para la creación de
los productos y servicios de la vida requiere. Los hombres han
conseguido trasplantes de corazón, microprocesadores y rascacielos sólo
en la medida en que sus mentes fueron dejadas libres de coacción por
parte de los criminales y del gobierno.
Una sociedad adecuada respeta la separación total del Estado y la Economía.
Los individuos pueden realizar cualquier acuerdo económico voluntario
que quieran, independientemente de lo cuestionable que sea.