Henry Hazlitt
[Del número de febrero de 1971 de The Freeman. Extraído de The Wisdom of Henry Hazlitt]
Desde el principio de la historia, reformistas sinceros y demagogos han pretendido abolir o al menos aliviar la pobreza mediante la acción del estado. En la mayoría de los casos sus remedios propuestos solo han servido para empeorar el problema.
El más frecuente y popular de estos remedios propuestos ha sido el sencillo de expropiar a los ricos para dar a los pobres. Este remedio ha adoptado mil formas distintas, pero todas se reducen a esto. La riqueza tiene que “compartirse”, redistribuirse, “igualarse”. En realidad, en las cabezas de muchos reformadores no es la pobreza lo principal, sino la desigualdad.