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lunes, 30 de mayo de 2016

Cómo no se cura la pobreza


[Del número de febrero de 1971 de The Freeman. Extraído de The Wisdom of Henry Hazlitt]
Desde el principio de la historia, reformistas sinceros y demagogos han pretendido abolir o al menos aliviar la pobreza mediante la acción del estado. En la mayoría de los casos sus remedios propuestos solo han servido para empeorar el problema.
El más frecuente y popular de estos remedios propuestos ha sido el sencillo de expropiar a los ricos para dar a los pobres. Este remedio ha adoptado mil formas distintas, pero todas se reducen a esto. La riqueza tiene que “compartirse”, redistribuirse, “igualarse”. En realidad, en las cabezas de muchos reformadores no es la pobreza lo principal, sino la desigualdad.


jueves, 26 de mayo de 2016

El Estado: prescindible o privatizable

Escrito por Juan Ramón Rallo
 
La semana pasada (enero 2013), gracias a la gentileza del Instituto Juan de Mariana y sobre todo de la Fundación Rafael del Pino, pudimos disfrutar de tres conferencias de David Friedman, hijo del difunto Nobel de Economía Milton Friedman, quien acudió a España para presentar la traducción al español de su libro La maquinaria de la libertad (Editorial Innisfree). Físico de formación académica y experto en análisis económico del Derecho por devoción intelectual, en apenas unas jornadas pudimos atender a reflexiones eruditas en muy diversos campos: alternativas liberales al Estado, los riesgos y las oportunidades para la libertad que conllevan los avances tecnológicos, por qué un dinero de naturaleza privada habría evitado la crisis, recetas de cocina medievales que los Friedman han rescatado y reeditado en formato libro, o incluso vertientes antiestatistas de la poesía de Kipling. El vástago de Milton es lo que en EEUU llamaríamos un libertario radical opuesto a toda forma de coacción estatal, como lo sigue siendo, a su vez, su propio hijo, Patri Friedman, fundador del imaginativo y eventualmente revolucionario Instituto Seasteading.