“La
democracia – el sistema que le confiere poderes ilimitados a la mayoría
– es lo opuesto a la libertad. La democracia se basa en la primacía del
grupo. El principio supremo de ese sistema es que la voluntad – los
deseos – del colectivo son el criterio correcto en todo lo relacionado
con temas políticos; por lo tanto, la mayoría puede arrogarse para sí
misma el poder de explotar y tiranizar a otros.”
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El 11 de septiembre de 2001 fue sin duda
uno de los días más horribles de la historia. Ahora, más de once años
después, esa declaración de guerra continúa sin respuesta por parte del
país atacado, y el agresor continúa creciéndose como muestra el
simbolismo de la famosa mezquita cerca de la “Zona Cero” en New York, o
más recientemente la pusilánime reacción del gobierno americano a los
asesinatos islámicos con la excusa de films y videos “insultantes”.