Una propuesta económica ignorada por el gobierno argentino
Por Roberto Cachanosky
Cansado de escuchar estupideces sobre
que critico pero no propongo nada o que al gobierno hay que formularle
las propuestas en privado, paso a contar una historia no conocida, pero
que creo que llegó el momento de darla a conocer y que quienes hablan
sin fundamento se llamen a silencio.
Antes que ganara la segunda vuelta
electoral Mauricio Macri, convoqué a un grupo de cuatro economistas,
entre ellos a mi fallecido hermano Juan Carlos, para redactar los
lineamientos de un plan económico para enfrentar la herencia que dejaba
kirchnerismo. Ninguno de los economistas pertenecía a alguna fracción
partidaria. Ninguno militaba o milita en algún partido político.
Con los primeros que hablé fueron con mi
hermano Juan Carlos y con Agustín Monteverde, con quién hacía rato
veníamos intercambiando ideas sobre si valía la pena el esfuerzo de
emprender esa tarea, y les propuse conformar un grupo y comenzar a
trabajar en las medidas necesarias para dominar la herencia k. También
fue de la partida otro economista más con quién habíamos hecho un
trabajo similar allá por 1988.
A propuesta de uno de los integrantes del grupo inicial luego se sumó otro economista más y dos miembros de la Fundación Libertad y Progreso que conduce Manuel Solanet.
Nos reuníamos todos los jueves a partir
de las 18.30 hs. en la casa de mi hermano Juan Carlos o en la casa de
otro de los integrantes del grupo para intercambiar ideas sobre cómo
enfrentar la crisis que dejaba el kirchnerismo. El documento incluye dos
grandes secciones: 1) una descripción de la herencia recibida y 2) qué
hacer en materia de gasto público, política impositiva, comercio
exterior, etc.
Luego de varios meses de reuniones,
correcciones en la redacción del texto y pulir algunas ideas
adicionales, comenzó el debate sobre cuál era el mejor camino para dar a
conocer el documento. En ese lapso uno de los miembros de la Fundación
Libertad y Progreso propuso que no saliera solo con la firma de los 7
economistas que habíamos trabajado sino que saliera con el nombre de la
Fundación. Si bien yo me había ocupado de armar el grupo original, no
tuve ningún inconveniente para que el documento saliera con el nombre de
la Fundación, finalmente era un trabajo para tratar de colaborar con el
nuevo gobierno (a esa altura ya había ganado Macri la segunda vuelta) y
no era cuestiones de figuraciones sino de formular aportes. Y tampoco
era el objetivo buscar puestos en el gobierno, sino contribuir con
ideas.
Ya avanzado y casi terminado el
documento, vino otro debate. ¿Debíamos dar a conocer en los medios y
redes sociales el trabajo o primero se lo acercábamos a los miembros del
nuevo gobierno?
Finalmente primó la idea de no
difundirlo y enviárselo vía la Fundación a por lo menos media docena de
funcionarios que actualmente son ministros u ocupan otros cargos en el
área económica del gobierno. Tarea que se encargó de realizar la
Fundación Libertad y Progreso.
Algunos agradecieron el envío pero no
hubo ningún tipo de feedback para reunirnos e intercambiar ideas. Aclaro
que ninguno de nosotros estaba buscando un puesto en el gobierno, era
solo el intento de 7 economistas con más de 30 años de profesión que
habiendo visto y vivido varios fracasos económicos, intentaba aportar su
granito de arena.
Pasado un tiempo prudencial y viendo que
las nuevas autoridades no estaban interesadas en intercambiar ideas
sobre las medidas a tomar, sugerí dar a conocer el documento en forma
pública que había sido la idea original cuando convoqué a Agustín
Monteverde y a mi hermano.
En esa parte hubo diferentes posiciones
por miedo a perjudicar al nuevo gobierno y se llegó al acuerdo de
publicar solo el diagnóstico. Es decir, la descripción de la herencia
recibida pero no las propuestas de las medidas a tomar. Personalmente yo
era de la idea de publicar todo pero acepté limitarnos a publicar el
diagnóstico.
En definitiva, el documento era una
descripción de la espantosa herencia económica que dejaba el
kirchnerismo y en su segunda parte una propuesta económica que busca
volver, dentro de lo posible y a lo largo del tiempo, a los principios
alberdianos, padre de nuestra Constitución Nacional, que fueron los que
permitieron que Argentina pasara de ser un desierto a una de las
potencias económicas a principios del siglo XX.
Lo concreto es que 7 economistas, al
final se sumó un economista más con su firma, hicimos los deberes. Se
los enviamos por mail a diferentes miembros del actual gabinete de Macri
pero optaron por no intercambiar ideas.
Es perfectamente entendible que no les
interesara ni nuestro diagnóstico ni nuestras propuestas de volver a los
principios de nuestra constitución de 1853/60 y tengan en mente otra
propuesta. Pero lo cierto es que se hizo el esfuerzo por diagnosticar y
proponer ideas, lo cual a mí, que fui el que tuvo a su cargo armar y
coordinar las reuniones del grupo, me queda la conciencia totalmente
tranquila que el esfuerzo estuvo hecho y, por lo tanto, me siento libre
de apoyar o criticar las ideas del gobierno habiendo previamente
intentado ser escuchado por las actuales autoridades.
Debe quedar en claro que esta no es una
nota reclamando que el gobierno nos convoque a dialogar. Posiblemente se
sientan más cómodos dialogando con el massismo, el radicalismo y el
progresismo. Finalmente su ministro de Hacienda Prat Gay proviene de las
filas del progresismo y es perfectamente atendible que quieran buscar
la solución por ese costado ideológico. Por mi parte sigo creyendo que
son más dignos y eficientes los principios de la libertad, la cultura
del trabajo, la competencia empresarial, la integración al mundo que el
paternalismo estatal que impulsa el progresismo.
En lo personal seguiré bregando por
difundir las ideas de un gobierno limitado, que no exprima a los
contribuyentes con impuestos para financiar un gasto público monumental,
de baja calidad y con todos los condimentos para que la corrupción siga
enquistada en el estado. Quiero un estado que le permita a la gente
liberar su capacidad de innovación, disciplina fiscal para tener
disciplina monetaria y bajar la inflación. Y, finalmente, quiero un país
en el cual vuelva la cultura del trabajo. Valor que fue destruido a lo
largo de décadas y demolido por el kirchnerismo.
Pasados más de 5 meses desde que asumió
el nuevo gobierno es bueno que la gente sepa que antes que asumiera
Macri 7 economistas hicimos un primer esfuerzo por colaborar acercando
ideas que prefirieron no debatir y descartaron de entrada,
Ahora el camino que queda para todos
aquellos que queremos que al gobierno le vaya bien, es solo marcar
puntos de vista diferentes cuando se adoptan medidas que consideramos no
adecuadas y apoyar aquellas que sí están bien enfocadas, pero siempre
centrados en sostener los principios de la libertad que impulsó Juan
Bautista Alberdi, tanto en su libro Bases como en el Sistema Económico y
Rentístico.
No es aceptando nuestra historia
desvirtuada que ha vendido el progresismo que vamos a salir de la
decadencia, sino recuperando los valores de grandeza que están en
nuestra constitución de 1853/60 y adoptando la audacia de estadistas
como un Sarmiento, Pellegrini, Mitre y tantos otros que tomaron las
ideas de la generación del 37 para transformar la Argentina en una
potencia económica.
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