Ricardo Valenzuela
Aquel mes de Noviembre del
2008, dos candidatos se enfrentaban por la presidencia de los EU. Nadie se
quejaba de los turbios antecedentes del primer afroamericano participando en esta
justa. Nadie levantaba la voz de alerta para señalar su clara formación
marxista, su igualmente clara formación en el ambiente del Islam beligerante.
Tampoco de las agresivas afirmaciones contenidas en el libro de su autoría, que
eran para provocar alarma entre los más gentiles.
Sin embargo, el pasado mes de Noviembre, primero al candidato y luego al presidente electo, Donald Trump, lo han tratado de cazar con infinidad de malignas trampas, no solo para levantar miles de alarmadas voces pagadas, sino que, utilizando todos los medios posibles, violentamente impedir asuma la responsabilidad para la que ha sido electo, llegando hasta atentar contra su vida.
Pero en el 2006, ignorando la tenebrosa vida de Obama, le entregaban la presidencia del país más poderoso del mundo, para iniciar un periodo en el cual, golpe a golpe, paso a paso, este hombre se daba a una especial tarea, para destruir los cimientos de la grandeza de EU tendiendo largas cadenas para limitar su libertad.
Ocho años después, el país se encuentra herido, dividido, desprestigiado y, más alarmante, transitando sobre un campo minado cuyas explosiones aun no están a la vista. La economía se encuentra totalmente empantanada. El crecimiento ha sido de un raquítico 1% durante los ocho años de Obama, y este, su último año, será de un patético 0.5%. Con crecimientos reportados en los años 60, le tomaba a un ciudadano 24 años para duplicar su estándar de vida. Pero con los crecimientos reportados en los años de Obama, le tomaría 145 años.
El presidente de la prestigiada firma Gallop, Jim Clifton, en una brava y sorprendente introducción del estudio; “No recuperación. Análisis del declive de la Productividad y el largo plazo” afirma; “muchos economistas, académicos y oficiales del gobierno, cuando hablan de economía usan el término recuperación, proyectando la errónea idea de un crecimiento vigoroso. Nuestra investigación ha determinado la recuperación ha sido un mito, y el país ha permanecido estancado”.
El estudio Gallop, arma un devastador caso, señalando que algo grave ha sucedido con la economía de EU durante los últimos 20 años. En las últimas décadas el ingreso nacional ha crecido raquíticamente. La salud de la gente se ha mermado, la educación ha empeorado, se han iniciado menos negocios, el subempleo y desempleo se han incrementado, el ingreso nacional ha disminuido, el país se ha endeudado irresponsablemente. Cierra con una letanía de amenazas para el futuro de la economía.
“La buena noticia es que se puede arreglar”, afirma el estudio. “Pero va a tomar un cambio radical de políticas, y la temeridad para enfrentar los intereses especiales, los cabilderos, los capitalistas crony, y en general el establishment, que con gran fuerza se opondrán. Nos guste o no, Donald Trump no tiene compromiso con nadie que no sean sus votantes que le dieron esa increíble victoria. El cuenta con las armas para esta dura, pero necesaria tarea, de reformar la economía y capturar de nuevo la era de crecimientos estilo Reagan. Si no es así, la próxima elección es en solo cuatro años”.
Con Obama termina un periodo de agresiones a lo más preciado de los norteamericanos de buena voluntad; La Constitución. Ese maravilloso documento emanado de la brillante mente de James Madison, y bellamente redactado por Jefferson y Franklin, que actuara como guía, nacimiento y desarrollo del país más poderoso del mundo.
La elección de Donald Trump es una señal inequívoca de la ruta hacia donde se dirige el mundo. La gente finalmente se hartó de los políticos tradicionales, de la política de siempre. Pero, sobre todo, han entendido el poder de una sociedad civil informada por esa nueva fuerza imparable que representa las redes sociales.
Los estadounidenses se hartaron de lo tradicional. Se hartaron de los políticos endeudando cada día más al país, de un aparato político ignorando la ley y mancillando la constitución. De políticos cargándolos de impuestos. Se hartaron de la corrección política queriendo destruir conceptos básicos, tradicionales y casi sagrados de una sociedad conservadora que, desde su derrota en la guerra civil, hace mas de 150 años, han soportado a ese bully gubernamental creciendo sin límites, pisoteando sus derechos, sus valores y su libertad.
Parecieran estar reviviendo aquella era cuando Jefferson Davis, Presidente de los Estados Confederados de América, con gran fuerza afirmaba:
“El norte estaba furioso y ciego. Jamás permitirían que nos gobernáramos nosotros mismos, pedíamos federalismo, no queríamos el centralismo que se gestaba en Washington. Entonces vino la guerra, y ahora debe continuar hasta que caiga el último hombre de esta generación, para que después sus hijos tomen las armas y continúen la batalla. Nosotros no peleamos por la esclavitud, no se dejen engañar. Nosotros peleamos por la libertad y nuestra independencia, derechos implícitos en la declaración de independencia, y finalmente en la constitución.”
Se iniciaba así el proceso para destruir aquella gran zona libre establecida por los padres fundadores. Pero el espíritu rebelde y lucha por la libertad, nunca moriría.
Hay una importante lección que aprender de estos acontecimientos. La política conocida como la compulsión por controlar el poder del Estado, es una invención moderna. Y así, la política como tal, fenecerá de la misma forma que el feudalismo. La política, como la conocemos, nació hace cinco siglos con las primeras etapas del industrialismo. Ahora está muriendo. Una agresiva revolución en contra de la política y los políticos tradicionales se está expandiendo por todo el mundo. En todos los países la ciudadanía ha llegado al punto de odiar a sus políticos. La rabia en contra de políticos corruptos no es un fenómeno particular de una época es el precursor del cambio, es la avenida que se prepara para los nuevos servidores públicos del tercer milenio.
El concepto presente del Estado será un anacronismo cómico para las nuevas generaciones, sobre todo después de la transformación que se está iniciando. El Quijote del Siglo XXI no será un caballero errante tratando de revivir las glorias del pasado feudal, será un burócrata en traje gris oscuro buscando una dependencia que ya no existe, un gobernador tratando de estructurar un plan de desarrollo, un candidato presidencial ofreciendo la salvación, cuando ya nadie le haga caso, un odiado auditor fiscal tratando de acribillar a una víctima, sin encontrarla.
En esos momentos la sociedad civil habrá recuperado su poder. Ese es el nuevo juego que tenemos que aprender, el juego de la libertad, de la independencia, del individuo soberano. La muerte de l0 viejo para darle vida a lo moderno. El individuo rebelde y liberado del tercer milenio.
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