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viernes, 24 de julio de 2015

Los hombres infieles podrían tener un IQ muy bajo

Los hombres con IQ inferiores serían parte de un pasado evolutivo que los llevaba a buscar numerosas parejas sexuales, mientras que aquellos con IQ superiores valoran las ventajas de la exclusividad y la monogamia.

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La ciencia está lista para sustentar algo que las mujeres han sabido desde siempre: los hombres que las engañan son estúpidos. O al menos tienen un IQ más bajo que los varones que valoran la fidelidad y la exclusividad sexual. El doctor Satoshi Kanazawa, un psicólogo evolutivo de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres afirma que mientras más inteligente es un hombre, menos probabilidades tiene de engañar a su pareja.
Su teoría se basa en que, a lo largo de nuestra historia evolutiva, los varones han sido “ligeramente polígamos” en la práctica, lo cuál está cambiando hoy en día, pues las relaciones exclusivas o monógamas son una “novedad evolutiva” para ellos. Es por ello que los hombres más inteligentes adoptan con mayor facilidad lo que en términos evolutivos son nuevas prácticas. Los hombres fieles son “más evolucionados”, por decirlo así.


Bajo la misma lógica, los hombres que no se adaptan a las nuevas condiciones de su entorno (o los que simplemente sucumben a las tentaciones de la carne y el deseo) podrían ser más estúpidos. “La teoría predice que los hombres más inteligentes valorarían más la exclusividad sexual que los menos inteligentes”, afirma Kanazawa. Aunque su teoría, sin embargo, no afirma la misma relación entre fidelidad e inteligencia en el caso de las mujeres, pues las sociedades siempre han esperado que ellas sean fieles a una sola pareja, incluso en sociedades polígamas.
Para redondear, la investigación de Kanazawa (publicada en el Social Psychology Quarterly) también afirma que la gente inteligente suele creer menos en Dios y tiene menos puntos de vista conservadores. A partir de datos estadísticos del Estudio Longitudinal Nacional de Salud Adolescente en Estados Unidos, Kanazawa encontró que los adultos que se afirman “muy liberales” tienen un IQ promedio de 106, mientras que los “muy conservadores” tienen un promedio de 95.
Del mismo modo, los sujetos que no se consideran “para nada religiosos” tienen un IQ de 103, mientras que los “muy religiosos” promedian 97. Esto se debería, según al doctor Kanazawa, a que la gente inteligente está abierta siempre a nuevas ideas: las actitudes conservadoras, como creer en Dios, tuvieron una función evolutiva importante, pero poco a poco parece ser una reliquia de nuestro pasado evolutivo.
“Los humanos están diseñados evolutivamente para ser paranoicos, y creen en Dios porque son paranoicos. Esta inclinación innata a la paranoia sirvió a los seres humanos para la autopreservación y la protección de sus familias y clanes al depender de la extrema vigilancia de peligros potenciales. Por ello, es más probable que los niños más inteligentes crezcan en contra de su tendencia natural y evolutiva de creer en Dios y se vuelvan ateos”, concluye.
Es curioso que por un lado, la teoría afirme que los puntos de vista “liberales” y ateos sean una contraintuición evolutiva, mientras que por otro lado la monogamia se considere como un avance evolutivo. Tal vez estudios posteriores revelen que en realidad no tenemos voluntad propia o libre albedrío, y que por más satélites que mandemos al espacio seguimos siendo simios super evolucionados que de vez en cuando se meten con la pareja de alguien más.

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