Brasil: tiempos de temer
Por Álvaro Vargas Llosa
Cuando en un país los muchachos en la
escuela son capaces de nombrar al presidente interino de la Cámara de
Diputados y los comercios programan su cierre en función del tumulto que
habrá a ciertas horas del día, la señal no es buena. Pero… los brasileños han esperado mucho tiempo a que sus dirigentes reconduzcan al país y no lo han hecho.
Por tanto, están forzando acontecimientos que se miden mejor con la
escala de Richter que con papel periódico. Por ejemplo, la caída, el
miércoles pasado, de un gigante: la Presidenta de Brasil, Dilma
Rousseff. No, no ha habido un golpe de Estado: ha sido la
consecuencia traumática de un modelo de ejercicio del poder, el
“petismo” (por el partido gobernante), que ha hecho crisis terminal.
Cómo y por qué, y con qué lo reemplazarán, es lo que los apuntes que
siguen pretenden -riesgosamente- explicar desde un Brasil en el que
hasta los árboles y las piedras parecen querer hacer historia.