En una reciente entrevista, le
preguntaron al Primer Ministro de Estonia si era cierto que sólo tomaba
cinco minutos llenar los formularios de impuestos en su país. “No, eso
no es cierto. Ahora es sólo tres minutos en promedio”, respondió. No sorprendentemente, es una de las economías más libres del mundo y de las de más rápido crecimiento.
No mucho tiempo atrás, sin embargo,
Estonia era un país comunista anexado a la URSS (Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas), potencia que la invadió en 1944. Como resultado
de la ocupación, perdió el 20% de su población; la destrucción y las
políticas oficiales de Rusia hacia el país le impidieron crecer
económicamente hasta su independencia en 1991.