En las discusiones y pláticas entre aquellos que no tienen experiencia en el
análisis económico
es frecuente que sólo se tome en cuenta una parte de los mercados de
manera aislada, ya sea el aspecto de la oferta o de la demanda, el
precio o la cantidad. Que si la producción del petróleo disminuye,
debería de subir el precio del energético; o que si se prohíbe el
comercio de drogas, bajará su consumo. Cuando se estudian los mercados o
se toman decisiones hay que considerar tanto la oferta como la demanda
de los mismos. Sin embargo, al no tomar en cuenta cómo va a reaccionar
la otra parte del mercado, es muy posible que el resultado sea lo
opuesto de lo esperado.