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martes, 24 de mayo de 2016

Atraer inversión extranjera (I): apertura de las economías





En un primer artículo, comentamos que la diferencia entre los países ricos y pobres es que estos últimos no acumulan capital y, por lo tanto, son mucho menos productivos. La principal razón que diferencia a países pobres y ricos es el ahorro. En un segundo artículo explicamos cómo la captación de inversión extranjera solucionaba este problema de acumulación de capital mediante la “importación” de ahorro extranjero.
En este artículo expondremos cómo la atracción de inversión extranjera, y por tanto, del crecimiento y bienestar de un país, depende del grado de apertura de su economía.
Una variable que nos indica cuán abierta es una economía son los aranceles (tariffs). Los aranceles son impuestos a las importaciones. De aplicarse, éstas se encarecen y dejan de ser competitivas en el mercado destino. Esto es lógico: si deseamos exportar un producto a otro país, ya de por sí tendremos más costes por el transporte y la gestión del envío. Si además se nos encarece el producto un 20 ó 30% debido a un arancel, podemos estar seguros que no podremos competir con las empresas locales.
Los aranceles son, claro está, una restricción al comercio internacional. ¿Cuál es el motivo de que los países tomen estas acciones? Oficialmente los argumentos suelen ser los siguientes:


La obsesión de la izquierda contra la libertad comercial


Íñigo Errejón, número dos y uno de los principales ideólogos de Podemos, relataba recientemente la agradable experiencia que vivió en unos grandes almacenes, en los que una trabajadora se despidió entonando un “¡Sí se puede!”. No tardaron los usuarios de las redes sociales en señalar un detalle que el político había pasado por alto: el día en cuestión era domingo. En realidad nada cabe objetar contra el hecho de comprar en domingo en unos grandes almacenes. Más bien al contrario: todo el mundo debería ser libre de poder realizar sus compras cuando más le convenga. Sin embargo, lo que muchos recriminaban a Errejón era la flagrante contradicción entre sus actos personales y la decidida ofensiva contra la libertad de horarios comerciales que está comandando su grupo político.