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miércoles, 25 de mayo de 2016

Malvadas vacas flacas

Malvadas vacas flacas

Vacas
















Por Vicente Albornoz Guarderas
Diario El Comercio, Guayaquil
En estos días está por salir el libro “La Culpa es de las Vacas Flacas”, de Pablo Lucio-Paredes y Pablo Arosemena.
El texto, casi un manual para destruir mitos dañinos en la economía, es una excelente sistematización de todos los temas relacionados con esa plaga que nos aqueja desde hace décadas, la “maldición de los recursos naturales”, que en realidad es la incapacidad que sufrimos para administrar bien una riqueza proveniente de la naturaleza más que del trabajo.


martes, 24 de mayo de 2016

Atraer inversión extranjera (I): apertura de las economías





En un primer artículo, comentamos que la diferencia entre los países ricos y pobres es que estos últimos no acumulan capital y, por lo tanto, son mucho menos productivos. La principal razón que diferencia a países pobres y ricos es el ahorro. En un segundo artículo explicamos cómo la captación de inversión extranjera solucionaba este problema de acumulación de capital mediante la “importación” de ahorro extranjero.
En este artículo expondremos cómo la atracción de inversión extranjera, y por tanto, del crecimiento y bienestar de un país, depende del grado de apertura de su economía.
Una variable que nos indica cuán abierta es una economía son los aranceles (tariffs). Los aranceles son impuestos a las importaciones. De aplicarse, éstas se encarecen y dejan de ser competitivas en el mercado destino. Esto es lógico: si deseamos exportar un producto a otro país, ya de por sí tendremos más costes por el transporte y la gestión del envío. Si además se nos encarece el producto un 20 ó 30% debido a un arancel, podemos estar seguros que no podremos competir con las empresas locales.
Los aranceles son, claro está, una restricción al comercio internacional. ¿Cuál es el motivo de que los países tomen estas acciones? Oficialmente los argumentos suelen ser los siguientes:


La obsesión de la izquierda contra la libertad comercial


Íñigo Errejón, número dos y uno de los principales ideólogos de Podemos, relataba recientemente la agradable experiencia que vivió en unos grandes almacenes, en los que una trabajadora se despidió entonando un “¡Sí se puede!”. No tardaron los usuarios de las redes sociales en señalar un detalle que el político había pasado por alto: el día en cuestión era domingo. En realidad nada cabe objetar contra el hecho de comprar en domingo en unos grandes almacenes. Más bien al contrario: todo el mundo debería ser libre de poder realizar sus compras cuando más le convenga. Sin embargo, lo que muchos recriminaban a Errejón era la flagrante contradicción entre sus actos personales y la decidida ofensiva contra la libertad de horarios comerciales que está comandando su grupo político.


martes, 17 de mayo de 2016

El comercio, los mercados y la paz

Edward P. Stringham

“El progreso de la libertad depende más del mantenimiento de la paz y de la propagación del comercio y de la difusión de la educación que de la labor de los Gabinetes o de las Oficinas de Asuntos Exteriores”.
—Richard Cobden
1. Introducción
En una reseña de la obra de Hayek Camino de Servidumbre George Orwell (1944) declaraba: “El capitalismo conduce a filas en busca de una limosna, al esfuerzo por conseguir los mercados, y a la guerra”. Si observamos al siglo pasado, advertimos los significativos progresos en los mercados, pero al mismo tiempo advertimos un siglo plagado por las guerras. ¿Marchan de la mano el capitalismo y los conflictos? ¿Son los ejércitos y los mercados complementarios?
En efecto, muchos conservadores defensores de los mercados son también apasionados partidarios de los ejércitos, y muchos que se oponen a la guerra se oponen también a los mercados. El escritor del siglo diecinueve Richard Cobden sostenía justamente lo contrario. Afirmaba que los ejércitos y los mercados eran substitutos: más ejércitos significaban menos mercado.
A pesar de que las ideas plasmadas en The Political Writings of Richard Cobden tienen ya un siglo y medio de antigüedad, Cobden analizaba muchos de los argumentos sobre la intervención militar que aún son esgrimidos en la actualidad. Cobden discurrió acerca de sí el gasto militar era beneficioso o no para la economía, el comercio y la paz, y en todos estos tres casos su respuesta fue que no lo era.
Tanto los conservadores como los liberales tienen mucho que aprender del análisis de Cobden sobre el comercio, los mercados y la paz. Como Cobden lo demuestra, el defensor de los mercados es un defensor de la paz.