En
la incesante búsqueda de la prosperidad, desde tiempos remotos los
hombres han cooperado entre ellos para lograr sus objetivos. La historia
del progreso humano no puede ser entendida sin la división del trabajo,
que permite alcanzar metas que de forma individual resultarían
imposibles.
La acumulación y la transmisión del
conocimiento, la eficacia y la eficiencia en el proceso de producción,
la especialización y el ahorro de recursos son, entre otras, ventajas
innegables de la colaboración voluntaria entre los hombres, y el
beneficio mutuo es el único resultado de dicha relación.