Sobre economía y socialismo
Fernando González San Francisco
Reconozco que siempre me apasionó la Revolución Rusa: no
ideológicamente (nunca me he dejado fascinar por el socialismo), sino
histórica y sociológicamente. ¡Qué desastre! Y qué barbaridad…
Por edad, soy de ésos que estudió EGB, BUP y COU en España: aunque en algunos casos sólo fui consciente años después, muchos de mis profesores eran comunistas. Los recuerdo bien: barbudos y sesudos ellos, estiradas y muy leídas ellas, profesando su activismo sotto voce, incitando a sus alumnos a secundar las ridículas huelgas estudiantiles de los 80 o presumiendo del “Yankee Go Home” después de alguna manifa anti-OTAN.
Por edad, soy de ésos que estudió EGB, BUP y COU en España: aunque en algunos casos sólo fui consciente años después, muchos de mis profesores eran comunistas. Los recuerdo bien: barbudos y sesudos ellos, estiradas y muy leídas ellas, profesando su activismo sotto voce, incitando a sus alumnos a secundar las ridículas huelgas estudiantiles de los 80 o presumiendo del “Yankee Go Home” después de alguna manifa anti-OTAN.
¿Es el neoliberalismo la raíz de todos nuestros problemas?
El activista George Monbiot ha escrito un artículo que ha alcanzado una enorme popularidad en la red: "Neoliberalismo: la raíz ideológica de todos nuestros problemas".
El título es suficientemente descriptivo de su propósito: culpar al
sistema político-económico "neoliberal" de casi todos los males de la
humanidad. Acaso el problema inicial de la columna de Monbiot resida en
que el término "neoliberalismo" no aparece directamente descrito en
ninguna parte del texto y que, en realidad, se lo pretenda equiparar con
otras corrientes políticas sí mucho mejor definidas y perfiladas como
el liberalismo clásico o el liberalismo libertario.
Pero ello, voy a estructurar esta réplica en dos partes: en la primera, trataré de inferir a qué se refiere Monbiot con "neoliberalismo", distinguiéndolo en todo caso del liberalismo clásico y del liberalismo libertario; en la segunda, explotaré los males que Monbiot achaca al neoliberalismo para analizar si pueden imputárseles de algún modo al liberalismo clásico o al liberalismo libertario.
Pero ello, voy a estructurar esta réplica en dos partes: en la primera, trataré de inferir a qué se refiere Monbiot con "neoliberalismo", distinguiéndolo en todo caso del liberalismo clásico y del liberalismo libertario; en la segunda, explotaré los males que Monbiot achaca al neoliberalismo para analizar si pueden imputárseles de algún modo al liberalismo clásico o al liberalismo libertario.
Atraer inversión extranjera (I): apertura de las economías
Juan Morillo Bentué
En un primer artículo, comentamos que la diferencia entre los países ricos y pobres
es que estos últimos no acumulan capital y, por lo tanto, son mucho
menos productivos. La principal razón que diferencia a países pobres y
ricos es el ahorro. En un segundo artículo explicamos cómo la captación de inversión extranjera solucionaba este problema de acumulación de capital mediante la “importación” de ahorro extranjero.
En este artículo expondremos cómo la atracción de inversión extranjera, y por tanto, del crecimiento y bienestar de un país, depende del grado de apertura de su economía.
Una variable que nos indica cuán abierta es una economía son los aranceles (tariffs). Los aranceles son impuestos a las importaciones. De aplicarse, éstas se encarecen y dejan de ser competitivas en el mercado destino. Esto es lógico: si deseamos exportar un producto a otro país, ya de por sí tendremos más costes por el transporte y la gestión del envío. Si además se nos encarece el producto un 20 ó 30% debido a un arancel, podemos estar seguros que no podremos competir con las empresas locales.
Los aranceles son, claro está, una restricción al comercio internacional. ¿Cuál es el motivo de que los países tomen estas acciones? Oficialmente los argumentos suelen ser los siguientes:
En este artículo expondremos cómo la atracción de inversión extranjera, y por tanto, del crecimiento y bienestar de un país, depende del grado de apertura de su economía.
Una variable que nos indica cuán abierta es una economía son los aranceles (tariffs). Los aranceles son impuestos a las importaciones. De aplicarse, éstas se encarecen y dejan de ser competitivas en el mercado destino. Esto es lógico: si deseamos exportar un producto a otro país, ya de por sí tendremos más costes por el transporte y la gestión del envío. Si además se nos encarece el producto un 20 ó 30% debido a un arancel, podemos estar seguros que no podremos competir con las empresas locales.
Los aranceles son, claro está, una restricción al comercio internacional. ¿Cuál es el motivo de que los países tomen estas acciones? Oficialmente los argumentos suelen ser los siguientes:
Por qué los políticos son corruptos, ineficientes y mentirosos
Jorge Valín
La respuesta corta es simplemente porque pueden serlo. ¿Qué hace
un político? No hay mucha diferencia con la de un empresario. Ambos
buscan una necesidad y la cubren. Una de las definiciones de empresario
político es aquella persona que intenta obtener beneficios a cambio de
reformas. (La forma más extendida del concepto es otra, y se refiere al
hombre de negocios que intenta ganar beneficio mediante subsidios,
proteccionismo, contratos del Gobierno o influencias políticas. Esto es
lo que conforman los lobbies de la banca, ecologista o
sostenible, sector alimenticio... Este sistema es que nos lleva al
Capitalismo de amigotes o Crony Capitalism).
Las diferencias entre un político y un empresario son básicamente que:
Las diferencias entre un político y un empresario son básicamente que:
Tres hurras por el Brexit: un triunfo para Europa
Miguel Anxo Bastos Boubeta
Europa nunca ha llegado a constituir una unidad política
centralizada. En ello ha radicado históricamente su éxito. Historiadores
como Jean Baechler, Eric Jones o Rubén Zorrilla explican claramente que
la fragmentación política europea permitió a los habitantes de nuestro
continente escapar del estancamiento político y económico de espacios
como el chino, que habían ensayado antes la centralización política. La
corrupción de la moneda (los chinos inventaron el papel moneda), el
despotismo político y el bajo dinamismo económico, acompañaron
lentamente al establecimiento del poder imperial en China. Y esa
situación no les libró de guerras muy cruentas y a una escala mayor.
Europa se libró de ese destino por muchas razones, entre ellas la
geográfica, como apunta Fukuyama en su último libro sobre el orden
estatal. Esto le permitió desarrollar una avanzada civilización y
facilitar un enorme desarrollo económico. La fragmentación política
dificultaba, aunque no impedía, la manipulación estatal de la economía y
la corrupción monetaria.
El liberalismo es de ignorantes
José Carlos Rodríguez
Friedrich A. Hayek dedicó sus últimas décadas de investigación a
describir todo lo que estaba entre el instinto y la razón, que son las
palabras con las que da título al primer capítulo de su última gran
obra. Y se refiere con ello a toda la obra humana que no es,
efectivamente, emanación de nuestra naturaleza más animal ni está
concebido previamente por nuestra capacidad de razonar e imaginar, sino
que es, simplemente, lo que hacemos, aprendemos y transmitimos en
sociedad, y a lo largo del tiempo. Ese espacio es la inmensa mayoría del
ámbito del quehacer humano.
El candidato Trump
El candidato Trump
Por Álvaro Vargas Llosa
Mañana lunes arranca la Convención del
Partido Republicano que nominará a Donald Trump candidato (y a Mike
Pence, gobernador de Indiana, como su número dos). A partir de esta
semana, pues, el (converso) líder populista y nacionalista que ha puesto
los pelos de punta a medio planeta dejará de ser esa vaporosa conjetura
que son las candidaturas antes de perfilarse oficialmente y pasará a
convertirse en una opción con serias posibilidades de alcanzar el poder.
Sugiero observar esto desde estos cinco puntos de vista.
¿Una convención dividida?
Durante las primarias, dado el rechazo
que él suscita entre muchos republicanos del “establishment” pero
también de la base tradicional, ha planeado sobre la cabeza de
Trump el fantasma de una convención partida en la que surja una
alternativa de consenso que lo desplace. No son ajenas a la historia
política estadounidense, pero sí muy raras en el periodo moderno, las
convenciones divididas. En 1952 ambos partidos pasaron por
traumáticas elecciones internas que desembocaron en convenciones
enconadas (Dwight Eisenhower salió electo entre los republicanos y Adlai
Stevenson entre las demócratas). En 1964 los republicanos se dividieron
entre Nelson Rockefeller, el neoyorquino moderado y tradicional, y un
Barry Goldwater que pretendía una revolución conservadora (obtuvo la
nominación pagando un precio alto). Entre los demócratas, la más
violenta fue la de 1968, cuando miles de manifestantes se enfrentaron a
la policía y trataron de impedir la nominación de Hubert Humphrey, el
vicepresidente de Lyndon Johnson, por la guerra de Vietnam.
Siete malos hábitos de un gobierno ineficiente
A Stephen Covey, el experto en
administración que murió esta semana, le hubiese costado mucho trabajo
vender sus libros en los EE.UU. de Benjamin Franklin o de Abraham
Lincoln. Su libro de más venta “7 Hábitos de Gente muy Efectiva” hubiera
sido considerado una verdad evidente, una verdad que se les enseñaba a
los primeros estadounidenses en las escuelas, las iglesias y la ética
puritana.
Hoy en día, las ideas de Covey sobre
cómo tener éxito aplicando principios que hubiesen sido probados parecen
innovadoras y efectivas. Su trabajo es un rechazo a la noción de que el
gobierno puede hacerlo todo por nosotros.
Contrastemos la ética de Covey con lo
que el Presidente Obama dijo durante una parada de campaña en Roanoke,
Virginia, el viernes pasado:
Ayn Rand
Ayn Rand
Por José María Marco
Ayn Rand - de nombre de pila, Alissa
Rosenbaum - nació en San Petersburgo el 2 de febrero de 1905. Pronto
decidió ser escritora, aunque, instintivamente ajena al misticismo y al
colectivismo característicos de la cultura rusa, siempre tuvo como
modelos los escritores europeos occidentales. Durante sus estudios en el
instituto fue testigo del paso por el poder de Kerensky, al que apoyó, y
de la Revolución bolchevique de 1917, que denunció como un golpe de
Estado desde el primer momento. La familia huyó de los desórdenes y de
la guerra civil a Crimea, donde Alissa terminó la enseñanza secundaria.
Tras el triunfo bolchevique, la farmacia de los Rosenbaum fue confiscada
y la familia sufrió privaciones.
En 1921 Alissa se matriculó en la
Universidad de San Petersburgo para estudiar Filosofía e Historia. Allí
tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la degradación de la
Universidad y del saber impuesta por los comisarios políticos y
descrita, como la expropiación del negocio familiar, en su primera
novela, la autobiográfica We, the Living (Los que vivimos, Barcelona,
Plaza y Janés, 1992). La protagonista, Kira Argounova, estudia
ingeniería pero tiene que asistir a cursos sobre "Mujeres proletarias y
analfabetismo", "Electrificación proletaria" y "El camarada Lenin y el
camarada Marx". Kira Argounova, enfrentada a una vida sin perspectivas,
intenta salir de la Unión Soviética pero es muerta a tiros por la
policía fronteriza.
Historia genital de la revolución cubana
Historia genital de la revolución cubana
Por Carlos Alberto Montaner
Libertad Digital, Madrid
El peor aspecto del totalitarismo es la
intromisión del Estado en la zona afectiva de los individuos, y muy
especialmente su repugnante control de las relaciones sexuales. A lo
largo de más de medio siglo, la dictadura castrista ha impuesto a los
cubanos cómo y a quiénes deben querer, y a quiénes deben rechazar. Desde
el principio, el gobierno decretó que no se podía tener relaciones con
los familiares que emigraban del país, y súbitamente se interrumpieron
los vínculos entre padres e hijos, entre hermanos, entre familiares que
hasta ese momento se habían dispensado un gran cariño. Pero no sólo se
trataba de cortar amarras con las personas que tomaban el camino del
exilio. Fue entonces cuando un novedoso sustantivo, desafecto, se convirtió en un terrible sambenito. El únicoafecto posible y legítimo era el que se profesaba a Fidel Castro y a la revolución.
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