Sociedades condenadas
Por Guillermo Arosemena Arosemena
Por ser nación de
libertades, Estados Unidos ha sido el imán para atraer las mentes más
lúcidas del mundo; de 314 galardonados con el Premio Nobel hasta el
2010, 102 nacidos en otras naciones, lo recibieron mientras trabajaban
en ese país. Otros después de recibir el premio, siguieron sus
investigaciones en Estados Unidos. También llegaron intelectuales como
Ayn Rand, escritora y filósofa, nacida en Rusia, cuyo nombre real fue
Alissa Zinovievna Rosenbaum. Todos ellos siguen siendo noticia después
de fallecidos. El pensamiento de Rand es actual, sirve para llamar la
atención a quienes quieren eliminar las libertades.
En una de sus obras, La Rebelión de Atlas, escribe:
"Cuando
advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no
producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes
trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen
ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las
leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los
que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es
recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces
podrá afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada".
Sus palabras,
dirigidas al modelo soviético, son aplicables a ciertos gobiernos
latinoamericanos. La mayoría practica la ideología correcta, pero
lamentablemente en los países que viven bajo la equivocada, la sociedad
está condenada, caso de Venezuela, donde hay mucha escasez. Falta lo más
elemental para la vida del venezolano.
En el canal de
historia de la TV por cable, acaba de iniciarse la serie sobre los
grandes empresarios que entre 1865 y 1920, cambiaron el destino de
Estados Unidos. En el primer capítulo, el conductor afirma que la
grandeza de ese país no se debe a patriotas, ni políticos, sino a
empresarios; fueron ellos quienes con sus iniciativas, inventos,
tenacidad y toma de riesgos, contribuyeron a la prosperidad mundial.
Jamás hubieran podido hacer lo que hicieron, sin garantías ni
libertades. Así se creó la clase media.
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