Parafraseando a Benjamin Franklin, aquel que prefiere perder un poco de libertad para obtener un poco de seguridad, no merece ninguna y perderá ambas. Hay muchos autores que a lo largo del tiempo hablan sobre el poder del estado y los controles. De lo mas interesante se destaca “Democracia en América” de Alexis de Tocqueville, el cual compara lo que en su momento era Estados Unidos con Francia, países distintos con ideas similares de lo que era la libertad.
Sin embargo, lo interesante de este libro es como se percibe que EEUU es un país completamente distinto porque la sociedad esta involucrada constantemente en quehaceres de la vida cotidiana, mientras que en Francia, el estado ocupaba muchos de los lugares que la ciudadanía había ocupado en el país americano. La conclusión básica de este libro es una reflexión sobre como la ciudadanía de EEUU había logrado una mejor comprensión de lo que era su propio interés y por lo tanto ocupaba posiciones en la sociedad que se negaba a delegar al estado. Tocqueville lo denomina como interés ilustrado, o bien entendido. Mientras tanto, en Francia, la ciudadanía había delegado esas posiciones estratégicas al estado, el cual ahora que ocupa dichas posiciones, se niega a replegarse, dejando a la ciudadanía con menos poder y mas controlada.
Volviendo a la actualidad, este país parece sufrir un severo caso de lo que solo puedo describir como huerfanismo, la necesidad de tener una figura paterna en el estado que le diga constantemente que puede y que no puede hacer. Constantemente la sociedad se encuentra replegándose tras leyes y leyes que le dan más y más poder al estado, el cual obviamente no cuestiona lo que le ordena el congreso, simplemente ejecuta la orden. En este estado de constante atropello de libertades básicas de todo tipo se están dando en simultaneo dos errores de nivel astronómico.
El primero es que el senado pretende que, en un contexto de emergencia, se prohíba a todos los empresarios privados de todo tipo despedir a sus empleados por determinado plazo. Mas allá de las obvias consecuencias económicas que podría tener una ley así sobre el trabajo en blanco (nulas en el negro, por definición), quiero resaltar que el estado se estaría adjudicando no solo el derecho de decirle a los ciudadanos como manejar sus negocios si no que estaría forzándolos a seguir un curso potencialmente dañino para ellos mismos. Algo que no entiende el senado aparentemente es que nadie despide a los empleados porque quiera hacerlo, un empleado es un compromiso y una parte importante de una empresa, la cual beneficia a una empresa, por eso se les paga en primer lugar para que trabajen ahí, porque aportan algo a la ecuación de valor.
De esta manera se estaría efectivamente quitándole la posibilidad de tener un trabajo a alguien que cumpla con los requisitos que busca la empresa, al mismo tiempo dejando a una persona que puede saber que apenas termine el plazo esta despedido, la cual, obviamente, no va a trabajar como alguien que si quiere trabajar. De más esta decir que obviamente todas las empresas que estén en duda sobre si despedir a alguien o no preferirán hacerlo antes de que entre en vigencia dicha ley (si es que en algún momento lo hace). Todo esto muestra lo ineficiente que seria algo como esto, perjudicando a muchísimos y obviamente desmejorando la economía, que si bien puede ser el deseo expreso de muchos opositores, quiero creer no aplica para todos.
La otra atrocidad que ocurrió hoy mismo fue lo que el juez Gallardo dictamino vigente para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Debido a la falta de controles estatales en los mas de mil locales bailables de toda la ciudad, procedió a simplemente decidir que se cierren los locales hasta que se normalicen los controles que el estado tendría que haber hecho en primer lugar. Parece una genial idea, hasta que uno se pone a pensar en quienes tendrían que hacer los controles, que justamente son los que no sostuvieron las reglamentaciones necesarias en sus recorridos. Ni hablar de la cantidad de gente que es severamente limitada para la cantidad de controles necesarios, algo que extendería un cepo a la actividad bailable de CABA, algo que mueve mucho dinero, por un periodo extendido de tiempo, dejando daño irreparable para varios de estos locales, de nuevo destruyendo riqueza. La perdida de riqueza, entonces, obligaría a desligar gente a la empresa, pero como eso potencialmente puede estar prohibido también, nadie sabe como sobrevivirán los boliches bailables.
El poder legislativo y el poder judicial, con el apoyo del ejecutivo (si se mira al GCBA en contra de Uber) están atentando constantemente contra la libertad, proponiendo que frente a los desastres que se ocasionan por parte de la intervención constante en la vida de los ciudadanos por parte del estado, haya mas estado. Frente a la muerte de 5 personas por substancias prohibidas se prohibieron los lugares en donde se consume. Frente a la crisis económica ocasionada parcialmente por despilfarro y malgasto de la plata del estado, se propone que los privados se hagan cargo de la crisis. Frente al mal servicio de los taxis en Argentina, se elimina la competencia para que los que no tengan poder de protesta, y no el mejor, pierda.
La solución a problemas estatales, entonces, es mas estado. Una genial idea, nacida de Keynes. La culpa no es de la idea, es que no se profundizo lo suficiente. Pero hay otras ideas, otras formas, en vez de confiar en un ente como es el estado, uno puede confiar en su razón, algo que a veces es mucho mas cercano de lo que esta el estado. Si uno quiere consumir estupefacientes que lo haga, el estado no es quien para quitarle esa libertad. Si uno quiere acordar con alguna persona ofreciendo un servicio de traslado en auto, hágalo, el estado no es quien para negarte eso. Finalmente, si uno quiere ir a un boliche bailable, hágalo, si ve que el lugar es inseguro, denúncielo, no confié en los controles de alguien que nunca en su vida lo conoció ni tiene el menor interés en su bien estar, coima mediante. De la misma manera que se organiza la sociedad en agrupaciones que se jactan de luchar en contra de las drogas, podría pasar lo mismo para controlar los lugares a donde se va a bailar con un grupo de gente lo suficientemente preocupada.
Tal como dijo Tocqueville. Una vez que el estado se hace cargo de algo, es muy difícil que el control de esas cosas vuelva a la sociedad, porque estas creen que tiene que haber alguien cuidándolos. Cuando no siempre fue así, ni tiene por que serlo. La sociedad tiene que en algún momento poder emanciparse, como un hijo que deja el cuidado de la familia para vivir su vida. Y sale al mundo a triunfar. Es muy difícil triunfar si siempre se vive bajo el techo de los padres. El verdadero interés de la sociedad tiene que ser controlarse a si misma y no depender de una figura mas arriba de ellos para mantener el orden. Por lo tanto, hasta que no se prohíba prohibir, en especial en estos casos, siempre va a estar papa estado para culpar de nuestras falencias como sociedad
No hay comentarios.:
Publicar un comentario