Jacob Hornberger
Cuando el vicepresidente Joseph Biden viajó a Irak hace unos días, lo hizo, como siempre, bajo un manto de secreto. Se les pidió a los medios de comunicación mainstream que mantuviesen el viaje en secreto, y estos cumplieron diligentemente. Biden se negó a pasar la noche en Irak, permaneciendo sólo 10 horas antes de viajar rápidamente a Italia, donde presumiblemente durmió sano y salvo.
¿Por qué tanto secreto? ¿Por qué no se quedó Biden en Bagdad unos días, caminó por las calles, hizo algunas compras, visitó a la gente, y recorrió el país? Después de todo, ¿acaso no es este el país que invadió el gobierno de Estados Unidos y cuyo régimen cambió bajo la rúbrica militar “Operación Libertad Iraquí”?¿ No es este el país que el Ejército de Estados Unidos y la CIA ocuparon durante más de 10 años, matando a la gente con impunidad y destruyendo hogares, edificios e infraestructura en el proceso, todo ello con el objetivo de producir un escaparate para el intervencionismo que presentar al mundo?
Oh, no nos olvidemos del régimen que instalaron. Después de todo, no lo olvidemos, esto era, de hecho, una operación de cambio de régimen, cuyo propósito era retirar a Saddam Hussein del poder (que había sido socio y aliado del gobierno de Estados Unidos durante la década de 1980) e instalar y establecer un gobierno que sería, así, más favorable a los EE.UU. y, por lo tanto, más “libre”. Y después de todo, la estructura del nuevo gobierno fue modelada tomando como base al gobierno de Estados Unidos – es decir, una estructura basada en un todopoderoso establishment de seguridad nacional, incluyendo una enorme fuerza militar y de inteligencia con el poder omnipotente de atrapar a la gente, torturarla y matarla.
¿El propósito del viaje de Biden? Ofrecer apoyo al régimen asediado del primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, cuyo gobierno está atormentado por la corrupción política. De hecho, la corrupción es tan profunda que este fin de semana cientos de manifestantes iraquíes irrumpieron en la famosa “Zona Verde” de Bagdad para protestar contra la corrupción. Esa es la la zona amurallada que el gobierno de Estados Unidos construyó como parte de la “Operación Libertad Iraquí.” Fue la primera vez que muchos de los manifestantes habían estado dentro de la Zona Verde.
Hoy mismo, un coche bomba explotó en Bagdad, matando a 18 e hiriendo a por lo menos 28 personas. Fue un coche bomba diferente al que explotó el sábado en Bagdad, que mató a 21 personas e hirió a otras 42. Los dos eran diferentes del coche bomba que explotó en Bagdad el 25 de abril, en el que murieron al menos 11 personas y 39 resultasen heridas.
No es de extrañar Biden se introduzca en Irak y no se atreva a pasar la noche allí, y mucho menos a caminar por las calles, hacer algunas compras, visitar a la gente, y recorrer los lugares. De hecho, ¿te has dado cuenta de que ni un solo neocón estadounidense ha llevado alguna vez a su familia de vacaciones a Irak desde que el Pentágono la invadió hace 13 años? ¿Has notado que los congresistas no incluyen a Irak en su lista de pequeños y agradables lugares a los que ir de excursión?
¿Qué mejor prueba de la filosofía de intervencionismo extranjero que Irak? Esta era su oportunidad – la gran oportunidad del Pentágono, la CIA, de todo el establishment de seguridad nacional, del movimiento neocón y del movimiento intervencionista para demostrar lo que podían hacer si se les daba carta blanca para actuar en un país, un país que nunca había atacado a Estados Unidos, ni siquiera amenazado con hacerlo.
Todo lo que había que hacer era matar a unos cuantos cientos de miles de personas, encarcelar y torturar a decenas de miles de personas, reeducar a los millones de personas que pudieran sobrevivir al ataque y dar nacimiento a un nuevo gobierno – uno que podría ser un poco brutal, corrupto y tiránico pero al menos sería favorable a EE.UU.
Irak iba a ser el escaparate para el intervencionismo extranjero. Iba a ser su modelo.
Por desgracia, todo lo que han hecho ha sido producir un agujero infernal gigante de muerte, destrucción, miseria, sufrimiento, privaciones, violencia, crisis, guerra civil y pérdida de la libertad. Todo lo que tienen que mostrar de su gran experimento intervencionista son cientos de miles de cadáveres, decenas de miles de personas que han sido detenidas y torturadas, una sociedad empobrecida, y un gobierno deshonesto, corrupto y tiránico, por no hablar de una nueva organización originada por el intervencionismo en Oriente Medio: el ISIS, también conocido como ISIL, también conocido como el Estado Islámico.
La intervención en Irak es una prueba positiva de que Dios ha creado un universo coherente, en el que los medios malos engendran finales malos. ¿Cómo puede un estadounidense con buen juicio ser intervencionista? ¿Cómo puede alguien al que le preocupan los principios morales ser un intervencionista? ¿Cómo puede un cristiano ser un intervencionista? ¿Qué le dirá a Dios? ¿Que tenía buenas intenciones cuando apoyó la violencia, la muerte, el sufrimiento y la corrupción que vienen con el intervencionismo?
Sólo hay una cosa que el gobierno de Estados Unidos debe hacer: dejar tranquilos a los iraquíes y al resto de Oriente Medio. Regresar a casa. Ya habéis hecho bastante daño, sobre todo si incluimos Afganistán, Libia, Siria, Yemen y Somalia en el mejunje intervencionista. Ya habéis matado, encarcelado, torturado, y mutilado a bastante gente. Ya habéis destruido bastantes edificios. Ya habéis producido suficientes terroristas. Ya habéis causado suficientes refugiados.
No más intervencionismo. Sólo traed a las tropas a casa. No echéis combustible al fuego que vuestro intervencionismo ha encendido.
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