El hambre de Venezuela no es un juego
Por Mary Anastasia O'Grady
En su ansia de poder, el difunto Hugo
Chávez prometió redistribuir la riqueza de Venezuela entre los pobres.
El padrino del “socialismo del siglo XXI” perece no haberse percatado de
que los recursos que prometió hacer llover sobre su gente primero
tenían que ser producidos.
Quince años después del inicio de la
revolución bolivariana, Venezuela enfrenta una severa escasez de
alimentos. Aún se podría evitar una crisis, pero sólo con un giro
radical en las políticas que han destruido la capacidad productiva del
país. Una nación debe producir lo que consume o debe importarlo. Lo que
importa se paga con divisas extranjeras que proceden de las
exportaciones o de deuda.