El pasado 28 de marzo Mario Vargas Llosa
cumplió 80 años y quisiera celebrarlo con una breve reflexión sobre su
pensamiento político y, en particular, su forma de ser liberal. Para
ello quiero partir de dos grandes pensadores franceses que jugaron un
papel clave en su desarrollo intelectual: Jean-Paul Sartre y Albert
Camus.
De Sartre, que fue un gran héroe
cultural para el joven Vargas Llosa, no sobrevivió mucho con el tiempo.
Sus artificios dialécticos no fueron, finalmente, capaces de justificar
lo injustificable, es decir, la supuesta distinción entre la “opresión
progresista”, hecha a nombre de un futuro paraíso sobre la tierra, y la
opresión a secas. Sin embargo, de Sartre sí sobrevivió la idea del
escritor comprometido con su tiempo, aquel que toma partido, que no
calla, que no mira para otro lado. Nada más ajeno a Mario Vargas Llosa
que la indiferencia frente a su mundo.