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viernes, 20 de septiembre de 2024

URGEN LOS GOBIERNOS PRIVADOS

 

Ricardo Valenzuela

 100 QUOTES BY HENRY HAZLITT [PAGE - 2] | A-Z Quotes

De tanto cosas que hemos aprendido con el problema de Venezuela, algo que ha sido muy importante es la aparición de Erik Price, propietario de una empresa de seguridad a quien se le ha encargado la tarea de sacar a los criminales de Miraflores, aunque sea como en el rancho sacábamos a los jabalís de sus cuevas, solo con grandes humaredas. Como es su estilo, ha operado con una gran cautela. El ha puesto en la mira del mundo, cómo empresas privadas han estado invadiendo tareas de los gobiernos tan ineficientes.

 

Desde hace muchos años, yo he expuesto la posibilidad de que algún día aparezcan empresas verdaderamente profesionales dedicadas a la administración de paises, sin duda, mejor que todos los gobiernos que hemos conocido e identificado como el gran problema que ha sufrido la humanidad. Un esquema donde operen todo lo que ya ha sido probado en exitosas empresas privadas, que siempre han mostrado resultados increíbles.

 

Estas empresas de inmediato le evitarían a los paises la segunda fatal plaga que han sufrido, esas voraces burocracias que lo único que hacen es provocar problemas para luego vender sus favores a esos clientes. Algo que Fujimori describía con una gran puntería al llegar a la presidencia: “El Congreso no era templo de la democracia, era un vil mercado en donde se vendía todo tipo de leyes”. Esta forma de gobierno privado de inmediato eliminaría todos los congresos estatales y federales. Los EU portan una burocracia de 30 millones y creciendo. Este problema fue profundamente analizado en la teoría Public Choice de Buchanan.  

 

Como lo hacen las empresas mejor manejadas del mundo, habría un sistema permanente de evaluación calificando sus gestiones para, de una vez por todas, eliminar otro gran problema pues, a diferencia de empresas privadas, los burócratas no tienen esa molestia de producir ganancias a base de eficiencia y productividad, y nunca tienen que preocuparse de donde llega el dinero pues ellos miden su poder con el tamaño de su departamento, su secretaría o cualquier otra organización inservible. A ellos nunca les rechazan sus presupuestos inflados.    

 

Lo primero que tendrían que establecer para el manejo de gobiernos, deberá ser alguna fórmula en la cual sus clientes tengan la libertad de elegir en competencia, lo que Milton Friedman elevaría casi a las alturas de religión. Es decir, en lugar de tener que esperar otra votación, siempre manipulada, haya el mecanismo para corregir alguna mala actuación incluyendo sustituir esa empresa que no hubiera cumplido con su compromiso. La famosa eterna vigilancia como precio de la libertad que expusiera Jefferson.  

 

A nosotros nos enseñaron a pensar que la democracia era la gran enemiga del comunismo. Y con algo de razón pues, durante la revolucion industrial, realmente eran opositores. Pero en esta nueva era en que vivimos, los dos sistemas tienen mucho más en común de lo que nos hemos imaginado. En ambos el gobierno controla los recursos sin trabas. La gran diferencia ha sido que el sistema democrático de bienestar siempre entregara al estado recursos mucho mayores que los del sistema socialista.  

 

El estado socialista predica la doctrina para bendecir al estado como propietario de todo. El sistema democrático de bienestar hacía reclamos más modestos, pero empleaba incentivos superiores para sus grandes logros. Dejaban a individuos tener propiedad y algo de riqueza. Y cuando la riqueza crecía, les imponían impuestos para expropiarles gran parte. Impuestos sobre ganancias, intereses, prediales, todo tipo de compras y de esa forma fondeaban al estado de una manera que envidiaban los socialistas. Así, esa democracia se convirtió en el fraternal gemelo del comunismo, pero la gente nunca se ha dado cuenta, facilitando el proceso, aunque algunos economistas la califican capitalismo por los “factores de producción privados.”  

 

En 1996 el impuesto federal en EU era de 73 centavos de dólar. Para empresarios recibiendo ingreso por dividendos, el impuesto era de 83 centavos de dólar. Y quien intentara dejar dinero a sus nietos, el impuesto federal era de 93 centavos de dólar. Pero al ser considerados impuestos estatales y locales, el gobierno “democrático” en todos los niveles confiscaba lo conocido como lion’s share de cada dólar ganado por los ciudadanos. Esos impuestos depredadores convirtieron al “gobierno democrático” nuestro patrón tan generoso que nos dejaba las migajas. Eso habia sido una copia única del sistema socialista nazi de Hitler.     

 

Vivimos ya una nueva era de condiciones mega políticas que deberá probar mercados para regular resultados en áreas que siempre habían sido controladas por la política. El paradigma del mercado presupone que los resultados pueden ser mejor regulados, premiando los resultados deseables y penalizando los indeseables. Ser pobre es indeseable y ser rico es deseable. Entonces, los incentivos deberán de premiar la creación de riqueza y promover que la gente pague por los recursos que ellos consumen. La vida es más que justa cuando la gente puede quedarse con más de lo que ha ganado.

 

Regulaciones políticas arbitrarias que imponen costos sin crear compensación de los beneficios del mercado, muy pronto serán imposibles de sostener. Poderosas fuerzas competitivas estarán igualando el precio de los bienes, servicios, trabajo y capital alrededor del globo. Los gobiernos tendrán menos latitud para imponer políticas injustas y arbitrarias de la forma que estaban acostumbrados. Cualquier gobierno que atentara imponer más pesadas regulaciones en la actividad que otras soberanías donde ofrecen condiciones mejores, simplemente empujará fuera esa actividad.

 

El cambio de condiciones mega políticas que se ha estado ocasionando va a resultar en un radical cambio institucional. Y ese gran poder de las naciones está destinado a privatizarse y ser luego comercializado. Como todo cambio radical, la privatización y comercialización de soberanías requerirá de una revolucion del sentido común y de la forma que el mundo es comprendido. Ese tipo de cambio en muy raras ocasiones sucede de un modo linear y gradual. Debe ser algo que traiga discontinuidades, bruscas rupturas con las instituciones y la conciencia del pasado.

 

Y aquella transición que nosotros esperábamos con la llegada de un extraño a la política, Donald Trump, no porque fuera simpático y demagogo como todos los que habían desfilado, sino por ser un hombre íntegro que si ama a su pais y quiere salvarlo y no lo dejan. Si no es él, nos espera el marxismo de Agenda 2030.   

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