Objetivismo: la virtud de la ambición
Objetivismo: la virtud de la ambición
Por Warren Orbaugh
República, Guatemala
La ambición es afanarse por el lucro. El
lucro es la ganancia o utilidad material derivada de la acción; es la
diferencia entre el valor de lo producido y el costo de producirlo. El
afán de lucro es, entonces, el afán de producir valor material.
Uno obtiene una ganancia cuando uno
mejora la condición de su vida. En términos económicos, el lucro es
hacer dinero y se calcula por medio de la contabilidad. En una economía
de mercado, de división del trabajo, los individuos no producen, cada
uno, la mayoría de los bienes que consume. Más bien se especializan e
intercambian sus productos con los otros. Aldo Rossi produce edificios,
que vende por dinero en el mercado, y usa ese dinero para comprar
comida, gasolina para su transporte, boletos para la ópera, casimires
para sus trajes, educación para sus hijos, electricidad para hacer
funcionar su casa y su oficina, materiales para seguir produciendo, y
cualquier otra cosa que desee.
Capitalismo: La máquina de progreso y justicia
Capitalismo: La máquina de progreso y justicia
Por Adolfo D. Lozano
El Capitalismo no es un sistema del pasado. Es el sistema del futuro, si es que la humanidad tiene algún futuro.
Ayn Rand.
¿Por qué mitificamos el pasado? Podemos
discutir sobre las razones psicológicas, sociales o culturales, pero es
un hecho la tendencia que nos lleva a sobrevalorar el pasado,
infravalorar el presente y a temer el futuro. Pensamos en épocas y
siglos pasados de una novelesca y romántica manera sin tener en cuenta
que nuestros héroes medievales, renacentistas o decimonónicos tenían la
espalda rota de lavar a mano, podían pasar años sin ver a un familiar
que se trasladaba unos cientos de kilómetros y no, a las princesas en
sus castillos no les olía el aliento precisamente a Listerine.
La necesidad moral de la libertad económica
La necesidad moral de la libertad económica
Por Wilhelm Röpke
Uno de los mas graves errores nuestra
época es el de creer que la libertad económica y la sociedad que en ella
se basa, difícilmente son compatibles con la posición moral de una
actitud estrictamente cristiana.
A tan extraña creencia se debe el bien
conocido hecho de que una gran parte del clero protestante y católico,
tanto en el viejo como en el Nuevo Mundo, se incline fuertemente hacia
la izquierda socialista. En vista de las alarmantes consecuencias de
esta tendencia, que debilita nuestra resistencia hacia el comunismo
(precisamente en el momento mas critico) y que impregna a nuestra
sociedad de un vago desasosiego moral, resulta extraordinariamente
urgente disipar la confusión intelectual que constituye la raíz del
problema.
Regulación sin Estado
Regulación sin Estado
1. Estado frente a regulación voluntaria
En la actualidad, la "regulación" o la
"desregulación" es un tema común de conversación. Los empresarios hablan
de ella constantemente porque tiene un enorme impacto sobre sus
actividades; de ella también se ocupan los grupos de presión; los
programas de noticias de televisión la incluyen en sus espacios, y los
individuos hablan sobre la influencia que ejerce en sus vidas privadas.
Prácticamente todos los debates sobre temas de actualidad que se
celebran en los medios de comunicación terminan haciendo sugerencias
para establecer nuevas regulaciones. En general, por "regulación" se
entiende los intentos que hacen los gobiernos, empujados por un sinfín
de razones distintas, por imponer reglas a los demás, ya sea por vía
legislativa o administrativa.
Las reglas son una parte fundamental de
la vida. Pero hacerlas no es necesariamente una función del gobierno:
pueden (y de hecho suelen) establecerse de forma voluntaria. En las
democracias avanzadas de Europa Occidental y América del Norte, los
acuerdos institucionales que rigen la conducta de individuos y
organizaciones han evolucionado desde hace siglos a la luz de la
experiencia.2 No sería posible vivir vidas relativamente ordenadas, tal y
como hacemos, si las reglas que rigen nuestra vida y nuestras normas de
comportamiento no hubieran surgido y se hubiesen ido convirtiendo en
normas sociales a través de los años (algunas integradas, a posteriori,
dentro de un marco de ley y orden).
La quiebra de la democracia
La quiebra de la democracia
Por Pedro Corzo
Cada vez son más las personas que hacen
dejación de su derecho al voto y cuestionan la importancia de los
partidos políticos como instrumento para la promoción de las ideas, la
solución de los problemas de una sociedad y como estructuras adecuadas
para presentar individuos que interpreten a cabalidad las necesidades de
una comunidad.
La competencia de varios partidos en una
justa electoral es una muestra de la fortaleza de la democracia,
condición que se debilita cuando esas instituciones se agotan, lo que
resulta en el deterioro del modelo democrático de gobierno.
Venezuela en quiebra
Por Álvaro Vargas Llosa
El año pasado, la comunidad
internacional (así le llaman) esperaba una suspensión de pagos en
Venezuela que no se dio en los términos temidos por las mil y una
maniobras financieras que hizo Caracas para evitarla. Nouriel Roubini,
entre otros gurús, provocó polémicas pronosticando eso mismo.
Pues bien: esta vez es harto difícil, en
una Venezuela cuyas finanzas están asfixiadas, que no caiga en
“default”. Este año debe pagar US$ 10.000 millones, que es la mitad de
todo el ingreso petrolero del Estado si los precios no suben
significativamente de su nivel actual. Es más: dada la pobre calidad del
petróleo venezolano, el barril está siempre por debajo del precio
internacional que se cita cotidianamente: alrededor de US$ 21 el barril
en días recientes.
La guerra nuestra de cada día
La guerra nuestra de cada día
Por Carlos Alberto Montaner
Digámoslo rápido. El enfrentamiento
actual que divide a medio planeta, y especialmente a los
latinoamericanos, es entre el neopopulismo o democracia autoritaria
contra la democracia liberal.
En la esquina neopopulista del ring
comparecen, a la izquierda, el estatismo, el clientelismo, la Teología
de la Liberación, Marx, Eduardo Galeano, Che Guevara, Ernesto Laclau,
Hugo Chávez, Evo Morales, Fidel Castro, “todos revolcaos”, más el
caudillismo, el gasto público intenso y un tenso etcétera con el puño
cerrado.
En la esquina liberal se encuentran
Hayek y Mises, la responsabilidad individual, la empresa privada, el
estado de derecho, Adam Smith, los Tigres de Asia, la exitosa reforma
chilena, Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Mario Vargas Llosa, el estado
pequeño, Carlos Rangel, Sebastián Piñera, Mauricio Macri y todo lo que
cuelga.
Este eje de confrontación es relativamente nuevo.
Evo, rumbo a la eternidad
Evo, rumbo a la eternidad
Por Álvaro Vargas Llosa
Evo Morales llegó al poder en 2006 bajo
un halo de santidad cultural: era el redentor de los pueblos
originarios, cuya “chompa”, que exhibió con orgullo durante su primera
gira internacional, simbolizaba, de cara al Occidente culpable y
culposo, un acto de justicia histórica. El mundo le abrió los brazos, se
sintió bien haciéndolo sentir bien a él, y aplaudió que los pueblos
originarios largamente oprimidos se viesen por fin reivindicados
mediante el ascenso al poder, por la vía de instituciones occidentales
que representaban al opresor, de este hijo de Oruro que había tumbado
gobiernos perversos y extranjerizantes, y había despertado el fervor de
las masas cobrizas.
Dicho relato, que como todos los relatos
políticos tenía un porcentaje de verdad y un mucho de mentira,
coincidió con uno de esos periodos de bonanza económica derivada de los
precios de las materias primas de los que está jalonada la historia
moderna de América Latina (también la anterior, por cierto).
Dios, la psique y el libre albedrío
Dios, la psique y el libre albedrío
Por Alberto Benegas Lynch (h)
Nos parece que la religión no es un
asunto de los domingos, es mostrar interés de donde venimos y hacia
donde nos dirigimos. No es un asunto menor. Los hijos adoptados en algún
momento muestran curiosidad por saber quienes son sus padres
biológicos, ¿como no vamos a estar interesados el resto de los mortales
(y ellos también) en saber acerca de un origen mas profundo y primero?
Es inexorable el principio, de lo contrario, si las causas que nos dieron origen irían en regresión ad infinitum,
literalmente nunca hubieran comenzado las causas que nos permiten estar
donde estamos hoy. Llamar a la primera causa, Dios, Yahveh, Alá o lo
que fuere no resulta relevante, lo importante es la idea necesaria de la
primera causa, no como la contradictoria noción panteísta sino agente
fuera de la naturaleza. Tampoco es cuestión de pensar que se debe
ser religioso, ya bastantes trifulcas, torturas, inquisiciones y
matanzas han habido en nombre de Dios, la misericordia y la bondad como
para insinuar obligaciones que no son tales, solamente pensamos que se
la pierden los que deciden cerrar los ojos sobre la pesquisa de marras.
La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista
La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista
Por Álvaro Vargas Llosa
El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan
poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la
quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de
café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol,
tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas,
jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras
con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista
luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el
instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del
fotógrafo—y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte,
constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?)
“chic”. Sean O''Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un
jabón en polvo con el eslogan "El Che lava más blanco."
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