González Calderoni
Muchacho fronterizo, imitado y envidiado por muchos, Guillermo González Calderoni vivió la vida como un aerolito, deslumbrador y fugaz: en el momento de su muerte, esta misma semana, estaba en plenitud de la vida, con dos hijos pequeños de su segunda esposa. Había acumulado una fortuna sobre la que hay algunos cálculos y muchas exageraciones, y vivía una vida confortable, pero no ostentosa: automóvil caro, una casa cómoda pero no lujosa, ropas con más buen gusto que exceso de dinero. Quizá el mayor de sus gastos habían sido los dos automóviles de "ayudantes" que lo acompañaban, uno adelante y otro detrás del suyo.
Félix Gallardo acusa al extinto González Calderoni de repartir plazas a narcos
Gustavo Castillo García
Miguel Ángel Félix Gallardo, El Padrino, considerado uno de los narcotraficantes más importantes en los años 80, afirmó en un texto de 32 páginas escrito a mano, entregado a La Jornada, que “fue Guillermo González Calderoni (comandante de la extinta Policía Judicial Federal) y sus superiores inmediatos quienes repartieron plazas” a los narcos mexicanos al final de aquella década, y que “después del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo se comenzó a hablar de cárteles”, porque no existían.Por primera vez públicamente Félix Gallardo da a conocer su versión de cómo fue detenido, pinceladas de la investigación del homicidio del agente de la DEA Enrique Camarena en 1985; que fue sometido a torturas para declararse culpable de ese asesinato, y su vida en prisión.
La muerte en EU a Guillermo González Calderoni
Le dispararon cuando salía de ver a su abogado El Elliot Ness mexicano era amigo de narcos y tenía múltiples denuncias
ELENA VEGA Y GUSTAVO CASTILLO CORRESPONSAL, REPORTERO Y AGENCIAS
Guillermo González Calderoni, uno de los principales comandantes de la Policía Judicial Federal (PJF) en los años 80 y señalado en México como protector de narcotraficantes como Amado Carrillo Fuentes (cártel de Juárez) y Juan García Abrego (cártel del Golfo), fue asesinado de un tiro en la ciudad de McAllen, Texas, en Estados Unidos.
El homicidio aconteció al filo de las 11 la mañana, al abandonar la oficina de su abogado, Robert Yzaguirre.
González Calderoni, quien huyó de México para librarse de una orden de aprehensión en su contra en 1993, se convirtió en informante de la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) y obtuvo protección de la justicia de ese país para evitar que lo juzgaran autoridades mexicanas por enriquecimiento ilícito y delitos contra la salud.
ELENA VEGA Y GUSTAVO CASTILLO CORRESPONSAL, REPORTERO Y AGENCIAS
Guillermo González Calderoni, uno de los principales comandantes de la Policía Judicial Federal (PJF) en los años 80 y señalado en México como protector de narcotraficantes como Amado Carrillo Fuentes (cártel de Juárez) y Juan García Abrego (cártel del Golfo), fue asesinado de un tiro en la ciudad de McAllen, Texas, en Estados Unidos.
El homicidio aconteció al filo de las 11 la mañana, al abandonar la oficina de su abogado, Robert Yzaguirre.
González Calderoni, quien huyó de México para librarse de una orden de aprehensión en su contra en 1993, se convirtió en informante de la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) y obtuvo protección de la justicia de ese país para evitar que lo juzgaran autoridades mexicanas por enriquecimiento ilícito y delitos contra la salud.
La elección estadounidense y la economía global
Michael J. Boskin
Michael J. Boskin is Professor of
Economics at Stanford University and Senior Fellow at the Hoover
Institution. He was Chairman of George H. W. Bush’s Council of Economic
Advisers from 1989 to 1993, and headed the so-called Boskin Commission, a
congressional advisory body that highlighted errors in … read more
STANFORD
– En Estados Unidos se están gestando grandes cambios, en tanto el país
se prepara para elegir un nuevo presidente, un tercio del Senado y toda
la Cámara de Representantes en noviembre próximo. El resultado tendrá
profundas consecuencias para la política económica estadounidense y, por
ende, para la economía global.
Tal
y como están las cosas, Hillary Clinton sigue siendo la favorita para
la nominación demócrata, aunque todavía no logró distanciarse demasiado
de su opositor socialista, el senador Bernie Sanders. El multimillonario
rimbombante Donald Trump lidera el campo republicano, seguido por el
senador provocador de Texas Ted Cruz, el senador Marco Rubio, un
conservador tradicional talentoso de Florida y, más atrás, el popular
gobernador de Ohio John Kasich y el neurocirujano Ben Carson.
Las melancólicas melodías de las vacilaciones de la economía mundial
Robert J. Shiller
Robert J. Shiller, a 2013 Nobel
laureate in economics, is Professor of Economics at Yale University and
the co-creator of the Case-Shiller Index of US house prices. He is the
author of Irrational Exuberance, the third edition of which was published in January 2015, and, most recently, Phishing for P… read more
NEW
HAVEN – Las desaceleraciones económicas a menudo pueden ser
caracterizadas como períodos de vacilación. Los consumidores vacilan
sobre la compra de una casa nueva o un automóvil nuevo, pensando que ya
sea su casa o su automóvil antiguos durarán en buenas condiciones por un
tiempo más. Los gerentes vacilan en cuanto a expandir su fuerza de
trabajo, sobre si deben comprar un nuevo edificio de oficinas o comprar
una nueva fábrica, todos ellos se quedan a la espera de noticias que les
permita dejar de lado sus preocupaciones sobre comprometerse con nuevas
ideas. Visto desde esta perspectiva, hoy en día ¿cuán preocupados
deberíamos estar sobre los efectos de las vacilaciones?
Las líneas políticas divisorias de la globalización
Nouriel Roubini
Nouriel Roubini, a professor at NYU’s
Stern School of Business and Chairman of Roubini Macro Associates, was
Senior Economist for International Affairs in the White House's Council
of Economic Advisers during the Clinton Administration. He has worked
for the International Monetary Fund, the US Feder… read more
NUEVA
YORK – La votación del Reino Unido a favor de salir, aunque por un
margen muy estrecho, de la Unión Europea aconteció debido a razones
específicamente británicas. Y, no obstante, también es como el
proverbial canario en la mina de carbón, envía señales sobre una amplia
reacción populista/nacionalista – al menos en las economías avanzadas –
en contra de la globalización, el libre comercio, la deslocalización, la
migración laboral, las políticas orientadas al mercado, las autoridades
supranacionales, e incluso en contra del cambio tecnológico.
La necesidad de un populismo constructivo
Kemal Derviş
Kemal Derviş, former Minister of
Economic Affairs of Turkey and former Administrator for the United
Nations Development Program (UNDP), is a vice president of the Brookings
Institution.
WASHINGTON, DC – El voto por el Brexit desató un vendaval de comentarios sobre la política anti-establishment, el fracaso de los expertos, la abdicación de la izquierda, etcétera. Visto al lado de la campaña presidencial en Estados Unidos, muchos consideran el Brexit una llamada de atención.
En respuesta, el exsecretario del Tesoro de los EE. UU. y expresidente de Harvard Larry Summers propone un “nacionalismo responsable”
para contrarrestar el lenguaje a menudo chauvinista, antiinmigrante y
proteccionista del populismo de derecha. El autor promueve una respuesta
“en la que se entienda que la primera responsabilidad de los países es
buscar el bienestar económico de sus ciudadanos, pero de modo tal que su
capacidad de perjudicar los intereses de los ciudadanos de otros países
esté circunscrita”. Deberíamos evaluar los acuerdos internacionales “no
tanto por cuánto logran armonizar o cuántas barreras derriban, sino por
su capacidad de empoderar a los ciudadanos”.
Como
Summers y otros sostienen, la globalización trajo enormes beneficios a
la economía mundial en su conjunto, pero los ganadores rara vez
compensaron a los perdedores, directa o indirectamente.
La incomprensión de la globalización
Stephen S. Roach
Stephen S. Roach, former Chairman of
Morgan Stanley Asia and the firm's chief economist, is a senior fellow
at Yale University's Jackson Institute of Global Affairs and a senior
lecturer at Yale's School of Management. He is the author of Unbalanced: The Codependency of America and China.
NEW
HAVEN – Aunque parece atractiva en teoría, la globalización desluce en
la práctica. Esa es la enseñanza que dejan el Brexit y el ascenso de
Donald Trump en Estados Unidos. Y también está en la base de la reacción
cada vez más virulenta contra China que hoy se extiende por el mundo.
Los que ofrendan en el altar del libre comercio (entre quienes me
incluyo) deben asumir y encarar esa evidente discrepancia.
La
verdad sea dicha, no hay una teoría rigurosa de la globalización. Lo
mejor que los economistas pueden ofrecer es un marco conceptual que se
remonta a los inicios del siglo XIX con David Ricardo, según el cual, un
país que se limite a producir de acuerdo con sus ventajas comparativas
(en cuanto a dotación de recursos y habilidad de sus trabajadores)
pronto estará mejor gracias al aumento del comercio transfronterizo. La
liberalización comercial (el elixir de la globalización) promete
beneficios para todos.
El gobierno federal le ha declarado la guerra al trabajo
Richard K. Vedder
Mientras hace 50 años el gobierno federal declaraba la guerra contra la pobreza, yo diría que en los últimos años ha liderado una nueva contienda no declarada pero real: una guerra contra el trabajo. El gobierno está utilizando cada vez más sus poderes coercitivos para castigar a aquellos que desean trabajar, creando una inmensa clase de estadounidenses en buenas condiciones físicas que dependen del gobierno—y los políticos—para su pan de cada día.
Las estadísticas son alarmantes. Hoy día, trabaja una proporción menor de estadounidenses en edad de trabajar que cuando la recesión terminó oficialmente hace 4 años y medio (junio de 2009).
Pero esta tendencia no es sólo un fracaso de las políticas para fomentar la recuperación económica, como el paquete de estímulo y la ineficaz y altamente expansiva política monetaria de la Reserva Federal. El descenso en el trabajo ha estado aconteciendo desde al menos el año 2000, tanto bajo administraciones republicanas como demócratas.
Mientras hace 50 años el gobierno federal declaraba la guerra contra la pobreza, yo diría que en los últimos años ha liderado una nueva contienda no declarada pero real: una guerra contra el trabajo. El gobierno está utilizando cada vez más sus poderes coercitivos para castigar a aquellos que desean trabajar, creando una inmensa clase de estadounidenses en buenas condiciones físicas que dependen del gobierno—y los políticos—para su pan de cada día.
Las estadísticas son alarmantes. Hoy día, trabaja una proporción menor de estadounidenses en edad de trabajar que cuando la recesión terminó oficialmente hace 4 años y medio (junio de 2009).
Pero esta tendencia no es sólo un fracaso de las políticas para fomentar la recuperación económica, como el paquete de estímulo y la ineficaz y altamente expansiva política monetaria de la Reserva Federal. El descenso en el trabajo ha estado aconteciendo desde al menos el año 2000, tanto bajo administraciones republicanas como demócratas.
¿Qué podemos aprender de la Carta Magna?
Abigail R. Hall Blanco
Este mes marca el 800º aniversario de la firma de la Carta Magna en Inglaterra. La Carta Magna, o Gran Carta, fue importante por varias razones. En primer lugar, era un tratado destinado a establecer la paz entre el muy impopular rey Juan y varias facciones de barones rebeldes. (No funcionó).
Pero la Carta Magna significa algo mucho más importante en la historia de Occidente. Hasta la Carta Magna, el rey se encontraba absolutamente por encima de la ley, era capaz de crear y hacer cumplir las leyes y decretos sin tener consideración alguna por las costumbres, las normas sociales o los decretos existentes. Los ciudadanos enfrentaban la posibilidad real de tener una ley que regulaba una actividad un día y una ley diferente la jornada siguiente. La firma de la Carta fue un intento legítimo de establecer una Estado de Derecho predecible y consistente—al menos para los hombres libres del reino.
Este mes marca el 800º aniversario de la firma de la Carta Magna en Inglaterra. La Carta Magna, o Gran Carta, fue importante por varias razones. En primer lugar, era un tratado destinado a establecer la paz entre el muy impopular rey Juan y varias facciones de barones rebeldes. (No funcionó).
Pero la Carta Magna significa algo mucho más importante en la historia de Occidente. Hasta la Carta Magna, el rey se encontraba absolutamente por encima de la ley, era capaz de crear y hacer cumplir las leyes y decretos sin tener consideración alguna por las costumbres, las normas sociales o los decretos existentes. Los ciudadanos enfrentaban la posibilidad real de tener una ley que regulaba una actividad un día y una ley diferente la jornada siguiente. La firma de la Carta fue un intento legítimo de establecer una Estado de Derecho predecible y consistente—al menos para los hombres libres del reino.
Por qué Trump se equivoca respecto de la inmigración
Benjamin W. Powell
Donald Trump ha sido noticia en todo el país con sus afirmaciones de que los inmigrantes ilegales son la principal causa de la difícil situación económica de la nación y que, como presidente de los Estados Unidos, acabará con los que cruzan la frontera ilegalmente y por lo tanto “ayudará a hacer grande a los Estados Unidos de nuevo”. Pero casi todo lo que Trump dice acerca de la inmigración se da de bruces con las conclusiones de los científicos sociales que la han estudiado.
El polarizador debate popular que rodea a la migración transfronteriza ha estado plagado durante mucho tiempo de exageradas afirmaciones y amplias generalizaciones basadas en una evidencia limitada. Los científicos sociales, al igual que el público, difieren en sus preferencias sobre la política inmigratoria, y debaten activamente sobre el efecto de la inmigración en los Estados Unidos. Pero también hay mucho consenso entre ellos.
Donald Trump ha sido noticia en todo el país con sus afirmaciones de que los inmigrantes ilegales son la principal causa de la difícil situación económica de la nación y que, como presidente de los Estados Unidos, acabará con los que cruzan la frontera ilegalmente y por lo tanto “ayudará a hacer grande a los Estados Unidos de nuevo”. Pero casi todo lo que Trump dice acerca de la inmigración se da de bruces con las conclusiones de los científicos sociales que la han estudiado.
El polarizador debate popular que rodea a la migración transfronteriza ha estado plagado durante mucho tiempo de exageradas afirmaciones y amplias generalizaciones basadas en una evidencia limitada. Los científicos sociales, al igual que el público, difieren en sus preferencias sobre la política inmigratoria, y debaten activamente sobre el efecto de la inmigración en los Estados Unidos. Pero también hay mucho consenso entre ellos.
¿Las cuestiones atinentes a la guerra y la paz son un tema menor entre muchos libertarios?
Robert Higgs
La mayor parte de los estadounidense manifiestan apoyo por la empresa privada. En este país, los socialistas absolutos son relativamente raros, excepto en los predios universitarios, e incluso los progresistas, que favorecen la reglamentación generalizada y la tributación gravosa, a menudo declaran que apoyan una economía de libre empresa—simplemente se oponen al “capitalismo desenfrenado”. Para muchos amigos sinceros del mercado libre, sin embargo, el mismo brilla tan solo como una estrella entre un montón de otras en su firmamento ideológico, y con respecto a un servicio críticamente importante, como es la protección frente a las amenazas externas, son partidarios de un proveedor gubernamental monopólico con una reputación establecida por su ferocidad temeraria e innecesaria. Así, entre los notables defensores de la empresa privada se incluyen tanto los halcones (Ej., Thomas Sowell, George Shultz, Walter Williams) como las palomas (Ej., Thomas Gale Moore, David Henderson, Donald Boudreaux) en sus opiniones acerca de la política exterior y militar de los Estados Unidos.
La mayor parte de los estadounidense manifiestan apoyo por la empresa privada. En este país, los socialistas absolutos son relativamente raros, excepto en los predios universitarios, e incluso los progresistas, que favorecen la reglamentación generalizada y la tributación gravosa, a menudo declaran que apoyan una economía de libre empresa—simplemente se oponen al “capitalismo desenfrenado”. Para muchos amigos sinceros del mercado libre, sin embargo, el mismo brilla tan solo como una estrella entre un montón de otras en su firmamento ideológico, y con respecto a un servicio críticamente importante, como es la protección frente a las amenazas externas, son partidarios de un proveedor gubernamental monopólico con una reputación establecida por su ferocidad temeraria e innecesaria. Así, entre los notables defensores de la empresa privada se incluyen tanto los halcones (Ej., Thomas Sowell, George Shultz, Walter Williams) como las palomas (Ej., Thomas Gale Moore, David Henderson, Donald Boudreaux) en sus opiniones acerca de la política exterior y militar de los Estados Unidos.
Los ingenieros de la matrix: ¿quién ordena internet?
Los ingenieros de la matrix: ¿quién ordena internet?
Por Natalia Zuazo
Con más de 3.000 millones de personas
conectadas en cada punto del mundo, enviando y recibiendo información
desde computadoras y celulares, pero también desde televisores y autos,
internet podría ser un caos, pero no lo es. La Red, el sistema nervioso
de la humanidad, sigue creciendo y conecta cada vez más objetos pero sin
colapsar. Los cables no se cruzan; los datos llegan a destino; la
información se divide en paquetes, viaja desde varios sitios del GPS
planetario y vuelve a unirse. ¿Magia? No, ingeniería y protocolos
complejos. Hombres y máquinas cooperando en el mayor invento planetario
de la Historia.
Liberal y socialista, ¿se parecen?
Alfredo Bullard describe la paradoja del socialismo: pretende solucionar un problema mediante el mecanismo que lo crea o profundiza.
Allí acaba la coincidencia y comienza la paradoja socialista. Para los liberales es la libertad la que permite combatir la acumulación ilegitima. Esa libertad se expresa en la competencia que no es otra cosa que la desconcentración de poder. Debe liberarse la entrada de agentes al mercado y darle el poder a los consumidores de elegir. Las utilidades deben obtenerse en el mercado, de las decisiones de los consumidores, y no en los pasillos de los ministerios. Así se evita la concentración.
EE.UU. vs. EE.UU.
Alfredo Bullard considera que el modelo
federal de EE.UU., que fomenta la competencia entre los estados, resulta
superior que el modelo centralista de la Unión Europea.
Hay algo en el diseño de la Unión Europea (UE) que no sonaba muy bien. Hace unos años estuve en Bruselas, invitado por la UE. Entendí el logro más significativo de su modelo. La unidad comercial y económica de Europa tuvo como principal motivo evitar la repetición de la guerra en un territorio que acogió a las dos guerras mundiales y en el que la guerra fue un mal endémico por siglos.
El desenlace un no acuerdo narcoterrorista en Colombia
Mary Anastasia O'Grady considera que lo
logrado en La Habana no constituye un acuerdo de paz sino más bien una
capitulación por parte del gobierno colombiano ante una organización
narcoterrorista, las FARC.
El Frente Primero Armando Ríos opera en la selva suroriental del país, es activo en el tráfico de drogas y en 2002 secuestró a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt. Uno de sus comandantes, Gentil Duarte, supo estar en el equipo negociador de las FARC.
Pero la semana pasada, el frente dijo que va a continuar “la lucha por la toma del poder por el pueblo y para el pueblo”. Según informes de prensa, se espera que otros grupos de las FARC rompan filas con los líderes a propósito de los acuerdos de La Habana tal y como han sido negociados hasta ahora.
Para decirlo de otro modo: las muchas concesiones del gobierno no son suficientes. Las FARC quieren más.
Un relato en torno al igualitarismo
Alberto Benegas Lynch (h) explica que la
competencia conduce a las personas a la cooperación y distribución
pacífica, mientras que el igualitarismo deriva en una cooperación
involuntaria.
La
otra noche un matrimonio amigo nos invitó a mi mujer y a mí a comer a
un restaurante. Muy agradable resultó el convite y los temas fueron
muchos y muy jugosos, pero hubo un asunto que pasó desapercibido y quedó
oculto debido a que inmediatamente se superpusieron otros temas que
coparon los intercambios de ideas.
Cambiemos, ¿mientras no implique cambiar?
Maximiliano Bauk sostiene que la reacción de
los argentinos ante los aumentos en las tarifas de gas y luz no se
condice con actitudes de individuos responsables.
Luego de tantos años de populismo -y
no me refiero con ello exclusivamente al ya descomunal período
kirchnerista como si se tratase de un fenómeno aislado, sino que incluyo
allí a la mayor parte de la clase política argentina en general y a
todo gobierno peronista en particular- finalmente han logrado que la
sociedad argentina haya quedado impregnada de las barbaridades que nos
hicieron creer, de manera tal que un mundo paralelo al de la realidad se
ha instalado en nuestros cerebros, en el cual las cosas pueden ser y no
ser al mismo tiempo y en donde los límites son solo líneas imaginarias
que un funcionario debería ir ampliando a medida que el pueblo crea que
eso es lo correcto.
Gobierno 2.0
Ian Vásquez explica cómo la tramitología y la
sobrerregulación burocrática puede sustituirse con la ayuda de una
reforma que modernice al Estado mediante el gobierno electrónico.
Estonia fue pionero en implementar el concepto de gobierno electrónico una vez terminada la ocupación de su país por la Unión Soviética durante casi cuatro décadas. Eliminó buena parte del papeleo y las colas que son tan características de las sociedades socialistas y del Estado sobredimensionado. Habilitó a los ciudadanos para hacer sus trámites oficiales directamente en línea, simplificando así la vida de los estonios e incrementando la eficiencia del Estado.
Donald Trump reprueba economía
Mary Anastasia O'Grady señala por qué el
rechazo de Donald Trump al libre comercio no tiene respaldo en la teoría
económica, y aparentemente, tampoco sería respaldado por una clase
media que no cree en ese tipo de demagogia populista.
Un problema evidente es que Trump, quien tiene un título profesional de la Escuela de Negocios Wharton, de la Universidad de Pensilvania, reprueba economía. La primera evidencia es su promesa de hacer trizas el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA o TLCAN) con el argumento de que México, su bestia negra favorita, está robando empleos a EE.UU. Es la tecnología, no el libre comercio, lo que está detrás del decreciente número de puestos de trabajo en el sector manufacturero estadounidense.
Saga islandesa
Juan Carlos Hidalgo dice que Islandia tuvo
una era de autogobierno que duró alrededor de 300 años, periodo durante
el cual ese país experimentó el desarrollo espontáneo de instituciones
legales y jurídicas.
La palabra saga significa tanto “cuento” como “historia” e identifica a una serie de escritos de entre los años 1200 y 1400 que, por su excepcional estilo narrativo, se incluyen dentro de las grandes obras literarias de Occidente. Las sagas cuentan con gran detalle la historia de los primeros colonos de la isla y sirven para dar un vistazo a su muy particular organización social.
The Chinese Miracle and the Economics of Growth
by Dan Mitchell
My primary role is to talk about the economics of fiscal policy, explaining the impact of both taxes and spending.
But regular readers already know my views on those issues, so let’s look instead at the vaunted Chinese Miracle.
And I don’t use “vaunted” in a sarcastic sense. Ever since China began to liberalize its economy in the late 1970s, economic growth has been very impressive. I don’t necessarily believe the statistics coming from the Chinese government, but it’s unquestionably true that there’s been spectacular progress.
The great mystery, though, is whether China will continue to enjoy rapid growth. In other words, will it actually converge with the United States (right now per-capita economic output in America is more than five times higher than it is in China)? Or will China, like many other developing/transition economies, hit a ceiling and then begin to stagnate.
I don’t pretend to know the future, but I can say with great confidence that the answer depends on the actions of the Chinese government.
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