Yo, El Durazno: Una Lección sobre las Ventajas Comparativas
Yo, El Durazno: Una Lección sobre las Ventajas Comparativas
Por Robert Higgs
Hoy como parte de mi almuerzo, disfruté
de un gran, maduro, dulce y firme durazno. “¿Y qué?", podrían estar
preguntándose. Bien, poder hacerlo es para mí algo más digno de destacar
de lo que uno podría suponer. Verán, yo vivo al final de un camino,
cerca de un remoto y aislado pueblo en el rincón más alejado del sureste
del estado mexicano de Quintana Roo; y el durazno que comí se cultiva
en California.
Adquirí esta fruta, tal como obtengo la
mayor parte de las frutas, verduras y otros alimentos frescos que
consumo, de Lucio, un hombre que se levanta cada día a las 4:00 am y se
dirige a un mercado en Bacalar, un pueblo a unas 100 millas (160
kilómetros) de mi casa.
La pasividad del pueblo salvadoreño
La pasividad del pueblo salvadoreño
Por Manuel Hinds
Nunca se ha extrañado usted de la
pasividad del pueblo salvadoreño? Mire usted un ejemplo clarísimo. El
FMLN tuvo el año pasado un congreso en el que reafirmó su vocación de
ser un partido marxista que quiere proceder de acuerdo a las tradiciones
de la Revolución Rusa de 1917, estableciendo un régimen que no admite
la propiedad privada y eliminando cualquier foco de oposición a su poder
totalitario. Sus documentos dejan claro que el objetivo del partido es
destruir la democracia con todo y los derechos ciudadanos al libre
pensamiento, a la libertad de expresión, a la propiedad, y a su
autodeterminación. En el Foro de Sao Paulo que se celebrará en El
Salvador la última semana uno de los puntos principales es buscar
maneras de controlar al poder judicial para obtener el poder total y
ejercer la “hegemonía de la izquierda”.
Jorge Luis Borges: “Soy un anarquista conservador”
Jorge Luis Borges: “Soy un anarquista conservador”
Por Claudio Pérez Míguez
El País, Madrid
Un chico de 15 años le pidió al escritor en 1982 una cita para un trabajo de la escuela y para su sorpresa se la concedió. Ahora, 30 años después de la muerte del escritor de 'El Aleph', aquella entrevista sale a la luz
Cuando cursaba el tercer año de la
escuela secundaria, en Don Bosco, partido de Quilmes, en la provincia de
Buenos Aires, con quince años de edad, la profesora de literatura, una
española llevada de pequeña a Argentina y muy admiradora de la obra de
García Lorca, Josefa Iglesias de Fanelli, pidió como trabajo práctico
que eligiéramos a alguien para hacerle una entrevista.
La literatura y la figura de Borges, tan
controvertida en la Argentina de aquellos años, ya había llamado mi
atención, por lo que tuve la idea de hacerle a él ese reportaje. Ni yo
ni mi entorno próximo teníamos contactos literarios, por lo que pensé
ver si encontraba su número en la guía telefónica. Buscando por Borges,
encontré que estaba, todavía, a nombre de su madre, Leonor Acevedo de
Borges, que ya había muerto.
Tesis sobre la grandeza de Borges
Tesis sobre la grandeza de Borges
Por Enrique Fernández García
Hay hombres célebres; los hay que merecen serlo.
Gotthold Ephraim Lessing
El talento no es suficiente para
garantizar que un escritor sea valorado entre sus contemporáneos ni,
menos todavía, recordado por las generaciones futuras. Son cuantiosos
los autores que, pese a sus magistrales aptitudes, carecieron de todo
prestigio. A veces, el reconocimiento llega tras el deceso, luego de que
quien se esforzó por construir obras perdurables ya no percibe sus
secuelas. Puede ocurrir también, como con Friedrich Nietzsche, que la
fama arribe casi al final, quedando privada de sus placeres, por lo cual
origine desprecio. Sin embargo, hallamos asimismo individuos que fueron
estimados en su real dimensión, motivando concordias al respecto. Su
genio habría sido resaltado con acierto. Pero no basta con repetir este
juicio, salvo para los esnobistas e impostores; se hace necesario que
intentemos la explicación de su grandeza. Ello es válido hasta cuando se
trata de un gigante como Jorge Luis Borges, muerto hace tres décadas.
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