Venezuela, en la ardiente oscuridad
Por Gina Montaner @ginamontaner
Una de las más conocidas obras del desaparecido dramaturgo español Antonio Buero Vallejo es En la ardiente oscuridad.
En ella el protagonista, ciego de nacimiento, ingresa en una
institución de invidentes aparentemente felices. Sin embargo, el recién
llegado les contagia su tristeza al poner en evidencia que carecen del
más preciado de los sentidos.
Hoy los venezolanos viven sumidos en la
ardiente oscuridad y no se trata de una metáfora sino de una realidad.
Desde hace semanas el suministro eléctrico se corta durante horas en
gran parte del país y los hogares permanecen a oscuras. Es la imagen
última de una sociedad que ha caído en la negrura del abismo desde que
se instauró la revolución bolivariana. El fin de la escapada del
envenenado legado político que dejó Hugo Chávez y que ha continuado su
sucesor, Nicolás Maduro.
El bloque opositor ha conseguido reunir
al menos un millón de firmas que, hasta ahora, el gobierno de Maduro
pretende ignorar, pues su signo es el del inmovilismo y el
atrincheramiento
La gente lucha cada día contra una
escasez que comienza a hacer mella en la dieta básica de la población;
ahora los empleados públicos se adaptan a una jornada laboral reducida a
dos días de trabajo por la aguda crisis energética; y la oposición se
moviliza para llevar adelante un referendo revocatorio que inhabilite a
Maduro por su probada ineptitud como jefe de estado. Es el panorama de
una nación desesperada que busca salidas para escapar del intrincado
laberinto chavista.
El bloque opositor ha conseguido reunir
al menos un millón de firmas que, hasta ahora, el gobierno de Maduro
pretende ignorar, pues su signo es el del inmovilismo y el
atrincheramiento. Las manifestaciones y protestas (que toman fuerza
intermitentemente) vuelven a encenderse en las calles, donde, también,
se suceden los saqueos y la inseguridad ciudadana es cada vez más
acuciante.
Los venezolanos que viven en el exterior confían y quieren creer que el gobierno implosionará
como un edifico enfermo que ya no se sostiene. Pero desafortunadamente
los regímenes autoritarios pueden resistir a costa de la hambruna y el
amordazamiento del pueblo mientras el ejército mantenga el control y las
fuerzas represivas estén dispuestas a ejercer la violencia. Todo indica
que Maduro y sus hombres no tienen intención de enmendar el camino
torcido de su socialismo del siglo XXI.
En medio de la ruina, la oposición
venezolana da la batalla en la Asamblea Nacional y en las calles para
revertir esta pesadilla que se ha enquistado y de la que resulta tan
difícil deshacerse. Cuando un gobierno juega sucio y se salta el estado
de derecho, las normas del fairplay estallan por los aires.
Chávez instaló un populismo maniqueo y Maduro remata su proyecto
hundiendo al país en una profunda miseria.
Desde el presidio político Leopoldo
López alaba el esfuerzo de reunir las firmas para el revocatorio y
resalta la necesidad de no desfallecer y seguir adelante. Más allá de
las celdas en Ramo Verde, los venezolanos viven el día a día con la
incertidumbre de encontrar víveres, de llegar vivos a casa, de tener luz
en el hogar. Hace mucho tiempo que viven en tinieblas y enterrados en
la más ardiente oscuridad. La desesperanza colectiva se contagia, se
extiende y parece no tener fin.
La autora es escritora y periodista. Reside en Miami.
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