Para Sandra Ávila Beltrán el capo "tuvo que tener ayuda de los niveles más altos del Gobierno" para realizar su segunda fuga
Ávila declaró en la entrevista que la noticia de la fuga de Guzmán Loera la hizo “feliz”, pero que para lograr escapar “tuvo que tener ayuda de los niveles más altos de Gobierno”.
“El sistema federal [mexicano] de prisiones es difícil. ¿Para poder comprar ese sistema? Debe hacerse desde arriba, no con el director de la prisión, ni los guardias, tiene que ser al nivel del gabinete”, apuntó la denominada “Reina del Pacífico”.
Durante la entrevista, publicada este lunes por el diario inglés, Ávila Beltrán se burló de la futilidad de la prohibición de las drogas y criticó la corrupción de los políticos mexicanos.
Al preguntarle cómo reaccionarían los carteles ante la legalización de la marihuana y el posible fin de un lucrativo negocio, ella aseguró que no importará porque “siempre existirá la invención de nuevas drogas. Lo importante es continuar con el negocio”.
Sin mostrar ninguna culpa por la violencia que ha desatado por años el narcotráfico en México, Ávila Beltrán señaló que “las estadísticas muestran que más personas mueren por alcohol que por drogas, y donde se vende alcohol, nadie siente remordimiento. Nadie está obligado a consumirlo”.
Las muertes relacionadas con el tráfico de drogas y los cárteles, asegura la llamada “Reina del Pacífico”, son resultado de la incompetencia y las tácticas de asesinato del Gobierno mexicano. “El Gobierno a veces tiene que matar personas porque no es conveniente apresar testigos que puedan testificar en contra suya”, apuntó.
“El narcotráfico es un negocio que aún no ha sido legalizado. Es un negocio como el alcohol que (durante la prohibición en EE.UU. a principios del siglo XX) no era legal. En aquellos días un vendedor de alcohol era considerado una mala persona, pero luego lo legalizaron, las personas que lo vendían se volvieron respetables”, aseguró al diario inglés.
Ávila Beltrán fue detenida en la Ciudad de México en 2007, pero fue absuelta tres años después por los cargos de delincuencia organizada, delitos contra la salud y lavado de dinero.
En 2012 fue extraditada a Estados Unidos, pero un año después y tras declararse culpable, fue trasladada a México, donde fue internada en el penal de El Rincón, en Nayarit, de donde, tras siete años en prisión, fue liberada el 7 de febrero de 2015.
Fuente: Proceso.
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