La realidad es que Clinton infringió la ley y, además, ha mentido constantemente para tratar de defenderse
Si el FBI considera que Clinton infringió la ley, podría comenzar un fuerte proceso de imputación a la actual candidata del Partido Demócrata.
La ex Secretaria de Estado usó una cuenta privada de correo para tratar asuntos oficiales durante su desempeño como el papel más importante de la diplomacia de Estados Unidos.
A pesar de que Clinton estaba consiente de las reglas que establece el Departamento de Estado; ella decidió violarlas.
El escándalo comenzó en marzo de 2015. En ese entonces, se detalló que Clinton trató cientos de situaciones diplomáticas desde su cuenta personal. Además de ciertos protocolos y procedimiento del Departamento de Estado, varios expertos, congresistas y oponentes aseguran que la actual candidata por el Partido Demócrata también violó leyes federales.
Desde que inició el escándalo, este ha ido mermando. Los argumentos de Clinton para defenderse son que desconocía todos estos procedimientos. Asimismo, en una entrevista con la cadena ABC, Clinton llegó a disculparse por el “error” que cometió.
El escándalo de los correos electrónicos ha sido uno de los obstáculos más fuerte que ha tenido que enfrentar Clinton desde que inició su campaña por la presidencia de Estados Unidos. Desde el lado Republicano, los candidatos y ex-candidatos han atacado a Clinton constantemente por su uso de sus correos electrónicos.
Desde el lado Demócrata, la situación ha sido diferente. Durante un debate, Bernie Sanders intentó restarle importancia a la falta cometida por la candidata, exclamando que “ya es suficiente este tema de los correos” de Clinton.
Muchos analistas pensaron que Hillary Clinton ha podido respirar un poco y el caso del correo ha dejado de afectarle. Se comenzó a pensar que ya había pasado y que la exsecretaria había salido ilesa… Hasta ahora.
El escándalo resurge y vuelve a alborotarse con el reciente reporte del Departamento de Estado.
Según el informe, Clinton jamás pidió permiso para usar exclusivamente una cuenta de correo privado para tratar asuntos oficiales, a pesar de que el reglamento la obligaba a hacerlo. Y, señala el reporte, que ella debía estar consciente de eso. No obstante, se lee en la auditoría, incluso si Clinton hubiese pedido permiso, este se le hubiese negado a la candidata.
Asimismo, el informe detalla algo mucho más preocupante para la candidatura de Clinton: ella violó normas federales al no entregar sus correos antes de abandonar la administración de la Secretaría de Estado en enero de 2013.
Además, el servidor de Clinton fue “atacado” en enero de 2011. La cuenta de la exprimera dama fue cerrada temporalmente porque “alguien estaba intentando hackearla”. De esto se agarra el informe para indicar lo vulnerable, riesgoso y delicado de haber utilizado un servidor privado, mucho menos seguro.
Ahora que el Departamento de Estado ha hecho serios señalamientos. Se ha indicado que Clinton no solo violó un estricto protocolo, sino leyes federales, cabe preguntarse: ¿Irá Hillary Clinton a la cárcel?
A pesar de que las leyes de Estados Unidos están hechas para regular revelación de información clasificada y para castigar el espionaje y las filtraciones, y no negligencias, como es el caso de Hillary Clinton —a pesar de que lo que hizo fue completamente ilegal—, todo podrá depender de la Oficina Federal de Investigación (FBI).
La realidad es que Clinton infringió la ley y, además, ha mentido seriamente para tratar de defenderse del “error” cometido.
Clinton no solo no entregó los mensajes cuando le correspondía, sino que lo hizo dos años después. La actual candidata demócrata y su personal se han negado a ser entrevistados por el Departamento de Estado para cooperar con la investigación.
La exsecretaria atraviesa una situación bastante difícil que podría seguir escalando hasta enterrar completamente su carrera política. De hecho, existe la posibilidad de que el Partido Demócrata no le permite ser su candidata presidencial.
En el programa de MSNBC “Morning Joe”, una serie de panelistas que han apoyado a Clinton activamente insinuaron la posibilidad de que lo mejor que pudiese hacer Hillary Clinton antes de la convención Demócrata es retirar su candidatura.
Varios esgrimieron que el escándalo de los correos está creciendo de una forma imparable y que esto podría terminar perjudicando fuertemente al Partido Demócrata.
Clinton aún no es ni la candidata oficial del Partido Demócrata, y muchos miembros del partido no quieren arriesgarse a que su candidata tenga luego problemas en su mandato —si afortunadamente para ellos llega a erigirse sobre Trump— por culpa de un escándalo como este.
Si algo es seguro, es que posiblemente Clinton omita cualquier comentario que sugiera que abandona la contienda. Esta podría ser la última oportunidad que tenga de lograr lo que seguramente ha querido durante toda su vida: ser presidente de Estados Unidos.
A estas alturas parece indudable asegurar que la candidata no dejará que esto le permita abandonar la carrera. Seguirá adelante tratando de saltar los obstáculos que cada vez se le harán más y más altos.
Pero la realidad es otra: por más voluntad que haya de alcanzar la presidencia, Clinton no podrá controlar el efecto que el “pequeño error” de hace años pueda tener en su candidatura.
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