María Gabriela Chávez acordó con un empresario argentino exportar arroz a Venezuela con sobreprecios del 80%
María Gabriela Chávez, la hija menor del primer matrimonio del exmandatario venezolano Hugo Chávez, está involucrada en el último escándalo de corrupción de Argentina. El lunes, el importante diario argentino Clarín publicó un artículo en el cual se relacionaba a la hija de Chávez con un negocio de exportaciones de arroz y maíz de Argentina a Venezuela, pero a precios “socialistas” inflados.
“El precio que Venezuela paga a los productores de arroz es un precio que les da rentabilidad. Gracias al trabajo del ministro de planificación, Julio De Vido, y del embajador de Argentina en Venezuela, Carlos Cheppy, ayer firmamos la venta de 80 mil toneladas de arroz a este hermano país”, dijo Urribari en ese entonces.
Sin embargo, lo que los productores de arroz no sabían en aquel momento era que la rentabilidad a la que se refería Urribari sería para los intermediarios, no para los productores de arroz. La compañía argentina Bioart S.A. fue la única que recibió la licencia de exportación de los granos hacia Venezuela.
Bioart fue creada en 2009, pero no fue hasta 2013 (el año en el cual se firmó el acuerdo de comercio) cuando la compañía se registró en la agencia fiscal de Argentina. Roberto Vignati, un empresario que no ha tenido escrúpulos al expresar su admiración por Kirchner y Hugo Chávez, era la cara de la compañía. De igual manera, María Gabriela Chávez no pensó dos veces antes de mostrar su amistad con Vignati, ya que compartió una foto con él en su cuenta de Twitter en febrero.
Para ustedes, hermanos, mi abrazo sincero. Viva Hugo! Viva Néstor! @mevignati @rvarteaga pic.twitter.com/sUUVh1sdJt
— M.Gabriela Chávez C. (@Maby80) February 13, 2014
Vignati visitó la embajada de Argentina en Caracas, se reunió con
María Gabriela Chávez, y tras solo dos semanas su compañía envió su
primera carga de arroz.No solo era Bioart la única con permiso para exportar la cuota de arroz y maíz hacia Venezuela, sino que era, de alguna forma, la escogida por la administración Kirchner para exportar los granos a un precio mucho mayor al de la competencia. La compañía podía vender el arroz a US$606,50 por tonelada, cuando el valor del mercado se ubicaba entre los $350 y los $380. De hecho, el precio de las exportaciones de Bioart casi duplicaban los precios que venían de Brasil y Uruguay.
Mientras Uruguay cobraba $337 por tonelada de arroz, y Brasil $300, Bioart cobraba $606,5 por tonelada por el mismo producto. Solo en 2014, la compañía ya había vendido cerca de 40.000 toneladas de arroz a Venezuela, y con precios 80% mayores que los que ofrecía el mercado abierto. Bioart ganó un total de $16 millones.
La compañía también aplicó los mismos precios inflados a sus importaciones de maíz. Cobraron $391,5 por tonelada, cuando el precio acordado por el Ministerio de Agricultura para otros competidores de Argentina era de $220 por tonelada. La compañía argentina podía vender sus granos a Venezuela con un bono de $170 por tonelada, que generaba a la empresa ingresos adicionales de $7 millones.
No tardó mucho para que los exportadores de maíz y arroz se dieran cuenta de los privilegios recién adquiridos por Bioart. Aunque la Cámara de Industrias del Arroz de la provincia de Entre Ríos denunció esto, no recibieron una sola respuesta de las autoridades. Otra de las quejas principales presentadas por la Federación Nacional de Arroz (FEDENAR) fue que Bioart no es siquiera una productora de arroz. ¿Cómo podía una compañía fundada apenas hace cinco años, sin experiencia en exportaciones de arroz o maíz, disfrutar de un acuerdo tan jugoso con precios de ese calibre?
Curiosamente, tan pronto como salió el artículo de Clarín, María Eugenia y Roberto Vignati (en la foto con María Gabriela Chávez) cerraron sus cuentas de Twitter.
“Dado que las autoridades han sido debidamente y formalmente informadas de esta operatoria, y a pesar de eso la situación no solo ha continuado, sino que se ha acentuado la convalidación de estos espurios negocios, la autoridad encargada de la aprobación de los ROE (Registro de Exportación), ha decidido unilateralmente y sin justificación alguna suspender todo otorgamiento de tal documento que permita exportar arroz elaborado ya vendido y comprometido, sometiendo a la Industria a un estado de iliquidez a corto plazo que la obligará a tomar drásticas medidas. La situación es de una absoluta irracionalidad y falta de entendimiento del manejo de este producto, cuyo saldo exportable es del 70% de la producción”, explica un comunicado oficial de la cámara.
Después de la publicación de la información, el ministro De Vido no tardó mucho en responder, y en negar todos esos alegatos.
“Desmiento que la firma Bioart S.A (…) y/o algún integrante de la familia Vignati tenga vinculación comercial conmigo o con el ministerio a mi cargo. Nunca participé de ninguna reunión con funcionarios venezolanos y los propietarios de dicha firma, ni realicé gestión alguna..”
En 2010, Eduardo Sadous, exembajador de Argentina en Venezuela, alertó sobre varios actos de corrupción ligados a los acuerdos entre ambos países. Sin embargo, en 2013 el gobierno argentino decidió más bien procesarlo por perjurio.
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