Venezuela se desmorona
Por Moisés Naím y Francisco Toro
El País, Madrid
Cuando un empresario venezolano que
conocemos abrió un negocio en el oeste de Venezuela, hace 20 años, nunca
imaginó que un día se enfrentaría a una pena de cárcel por culpa del
papel higiénico en los baños de su fábrica. Sin embargo, Venezuela sabe
convertir lo inimaginable del pasado en lo cotidiano del presente.
Para comprar alimentos hay que guardar largas colas en los supermercados, como este caso en Caracas. Marco Bello Reuters
El calvario de Carlos comenzó hace un
año, cuando el sindicato de la empresa empezó a insistir en el
cumplimiento de una extraña cláusula de su convenio colectivo, según la
cual los aseos de la fábrica tenían que disponer de papel higiénico en
todo momento. El problema era que, dada la escasez creciente de todo tipo de productos básicos
(desde arroz y leche hasta desodorante y condones), encontrar un solo
rollo de papel higiénico era prácticamente imposible en Venezuela.
Cuando Carlos por fin logró hacerse con una cantidad suficiente, sus
trabajadores, como es comprensible, se lo llevaron a casa: encontrarlo
en el mercado les resultaba igual de difícil que a él.