jueves, 21 de julio de 2016

Objetivismo: la virtud de la ambición

Objetivismo: la virtud de la ambición

Por Warren Orbaugh
República, Guatemala
La ambición es afanarse por el lucro. El lucro es la ganancia o utilidad material derivada de la acción; es la diferencia entre el valor de lo producido y el costo de producirlo. El afán de lucro es, entonces, el afán de producir valor material.
Uno obtiene una ganancia cuando uno mejora la condición de su vida. En términos económicos, el lucro es hacer dinero y se calcula por medio de la contabilidad. En una economía de mercado, de división del trabajo, los individuos no producen, cada uno, la mayoría de los bienes que consume. Más bien se especializan e intercambian sus productos con los otros. Aldo Rossi produce edificios, que vende por dinero en el mercado, y usa ese dinero para comprar comida, gasolina para su transporte, boletos para la ópera, casimires para sus trajes, educación para sus hijos, electricidad para hacer funcionar su casa y su oficina, materiales para seguir produciendo, y cualquier otra cosa que desee.

Capitalismo: La máquina de progreso y justicia

Capitalismo: La máquina de progreso y justicia

Por Adolfo D. Lozano
El Capitalismo no es un sistema del pasado. Es el sistema del futuro, si es que la humanidad tiene algún futuro.
Ayn Rand.
¿Por qué mitificamos el pasado? Podemos discutir sobre las razones psicológicas, sociales o culturales, pero es un hecho la tendencia que nos lleva a sobrevalorar el pasado, infravalorar el presente y a temer el futuro. Pensamos en épocas y siglos pasados de una novelesca y romántica manera sin tener en cuenta que nuestros héroes medievales, renacentistas o decimonónicos tenían la espalda rota de lavar a mano, podían pasar años sin ver a un familiar que se trasladaba unos cientos de kilómetros y no, a las princesas en sus castillos no les olía el aliento precisamente a Listerine.

La necesidad moral de la libertad económica

La necesidad moral de la libertad económica

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Por Wilhelm Röpke
Uno de los mas graves errores nuestra época es el de creer que la libertad económica y la sociedad que en ella se basa, difícilmente son compatibles con la posición moral de una actitud estrictamente cristiana.
A tan extraña creencia se debe el bien conocido hecho de que una gran parte del clero protestante y católico, tanto en el viejo como en el Nuevo Mundo, se incline fuertemente hacia la izquierda socialista. En vista de las alarmantes consecuencias de esta tendencia, que debilita nuestra resistencia hacia el comunismo (precisamente en el momento mas critico) y que impregna a nuestra sociedad de un vago desasosiego moral, resulta extraordinariamente urgente disipar la confusión intelectual que constituye la raíz del problema.

Regulación sin Estado

Regulación sin Estado

Rules_and_RegulationsPor John Blundell y Colin Robinson
1. Estado frente a regulación voluntaria
En la actualidad, la "regulación" o la "desregulación" es un tema común de conversación. Los empresarios hablan de ella constantemente porque tiene un enorme impacto sobre sus actividades; de ella también se ocupan los grupos de presión; los programas de noticias de televisión la incluyen en sus espacios, y los individuos hablan sobre la influencia que ejerce en sus vidas privadas. Prácticamente todos los debates sobre temas de actualidad que se celebran en los medios de comunicación terminan haciendo sugerencias para establecer nuevas regulaciones. En general, por "regulación" se entiende los intentos que hacen los gobiernos, empujados por un sinfín de razones distintas, por imponer reglas a los demás, ya sea por vía legislativa o administrativa.
Las reglas son una parte fundamental de la vida. Pero hacerlas no es necesariamente una función del gobierno: pueden (y de hecho suelen) establecerse de forma voluntaria. En las democracias avanzadas de Europa Occidental y América del Norte, los acuerdos institucionales que rigen la conducta de individuos y organizaciones han evolucionado desde hace siglos a la luz de la experiencia.2 No sería posible vivir vidas relativamente ordenadas, tal y como hacemos, si las reglas que rigen nuestra vida y nuestras normas de comportamiento no hubieran surgido y se hubiesen ido convirtiendo en normas sociales a través de los años (algunas integradas, a posteriori, dentro de un marco de ley y orden).

La quiebra de la democracia

La quiebra de la democracia

Por Pedro Corzo
Cada vez son más las personas que hacen dejación de su derecho al voto y cuestionan la importancia de los partidos políticos como instrumento para la promoción de las ideas, la solución de los problemas de una sociedad y como estructuras adecuadas para presentar individuos que interpreten a cabalidad las necesidades de una comunidad.
La competencia de varios partidos en una justa electoral es una muestra de la fortaleza de la democracia, condición que se debilita cuando esas instituciones se agotan, lo que resulta en el deterioro del modelo democrático de gobierno.

Venezuela en quiebra

Por Álvaro Vargas Llosa

El año pasado, la comunidad internacional (así le llaman) esperaba una suspensión de pagos en Venezuela que no se dio en los términos temidos por las mil y una maniobras financieras que hizo Caracas para evitarla. Nouriel Roubini, entre otros gurús, provocó polémicas pronosticando eso mismo.
Pues bien: esta vez es harto difícil, en una Venezuela cuyas finanzas están asfixiadas, que no caiga en “default”. Este año debe pagar US$ 10.000 millones, que es la mitad de todo el ingreso petrolero del Estado si los precios no suben significativamente de su nivel actual. Es más: dada la pobre calidad del petróleo venezolano, el barril está siempre por debajo del precio internacional que se cita cotidianamente: alrededor de US$ 21 el barril en días recientes.

La guerra nuestra de cada día

La guerra nuestra de cada día

Por Carlos Alberto Montaner
Digámoslo rápido. El enfrentamiento actual que divide a medio planeta, y especialmente a los latinoamericanos, es entre el neopopulismo o democracia autoritaria contra la democracia liberal.
En la esquina neopopulista del ring comparecen, a la izquierda, el estatismo, el clientelismo, la Teología de la Liberación, Marx, Eduardo Galeano, Che Guevara, Ernesto Laclau, Hugo Chávez, Evo Morales, Fidel Castro, “todos revolcaos”, más el caudillismo, el gasto público intenso y un tenso etcétera con el puño cerrado.
En la esquina liberal se encuentran Hayek y Mises, la responsabilidad individual, la empresa privada, el estado de derecho, Adam Smith, los Tigres de Asia, la exitosa reforma chilena, Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Mario Vargas Llosa, el estado pequeño, Carlos Rangel, Sebastián Piñera, Mauricio Macri y todo lo que cuelga.
Este eje de confrontación es relativamente nuevo.

Evo, rumbo a la eternidad

Evo, rumbo a la eternidad

Por Álvaro Vargas Llosa
Evo Morales llegó al poder en 2006 bajo un halo de santidad cultural: era el redentor de los pueblos originarios, cuya “chompa”, que exhibió con orgullo durante su primera gira internacional, simbolizaba, de cara al Occidente culpable y culposo, un acto de justicia histórica. El mundo le abrió los brazos, se sintió bien haciéndolo sentir bien a él, y aplaudió que los pueblos originarios largamente oprimidos se viesen por fin reivindicados mediante el ascenso al poder, por la vía de instituciones occidentales que representaban al opresor, de este hijo de Oruro que había tumbado gobiernos perversos y extranjerizantes, y había despertado el fervor de las masas cobrizas.
Dicho relato, que como todos los relatos políticos tenía un porcentaje de verdad y un mucho de mentira, coincidió con uno de esos periodos de bonanza económica derivada de los precios de las materias primas de los que está jalonada la historia moderna de América Latina (también la anterior, por cierto).

Dios, la psique y el libre albedrío

Dios, la psique y el libre albedrío

Por Alberto Benegas Lynch (h)
Nos parece que la religión no es un asunto de los domingos, es mostrar interés de donde venimos y hacia donde nos dirigimos. No es un asunto menor. Los hijos adoptados en algún momento muestran curiosidad por saber quienes son sus padres biológicos, ¿como no vamos a estar interesados el resto de los mortales (y ellos también) en saber acerca de un origen mas profundo y primero?
Es inexorable el principio, de lo contrario,  si las causas que nos dieron origen irían en regresión ad infinitum, literalmente nunca hubieran comenzado las causas que nos permiten estar donde estamos hoy. Llamar a la primera causa, Dios, Yahveh, Alá o lo que fuere no resulta relevante, lo importante es la idea necesaria de la primera causa, no como la contradictoria noción panteísta sino agente fuera de la naturaleza. Tampoco es cuestión de pensar que se debe ser religioso, ya bastantes trifulcas, torturas, inquisiciones y matanzas han  habido en nombre de Dios, la misericordia y la bondad como para insinuar obligaciones que no son tales, solamente pensamos que se la pierden los que deciden cerrar los ojos sobre la pesquisa de marras.

La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista

La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista

Por Álvaro Vargas Llosa
El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo—y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O''Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan "El Che lava más blanco."

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