El debate sobre el TTIP ha incendiando la actualidad europea, precisamente coincidiendo con el auge del populismo antimercado en el Viejo Continente y con el "fenómeno político" en el que se han convertido Donald Trump y Bernie Sanders en EEUU. Hay razones para el pesimismo: como explica Diego Zuluaga, colaborador de Civismo y analista del Institute of Economic Affairs, es posible que el TTIP ni siquiera llegue a convertirse en una realidad.
En España, a pesar del ruido que está generando este debate, sabemos bien que participar en mercados más integrados conduce a un mayor nivel de riqueza. Al fin y al cabo, el Mercado Único que instauró la Unión Europea en 1992 ha aumentado el PIB de los países miembros en 230.000 millones de euros, creando millones de nuevos empleos y aumentando la renta media de los ciudadanos del Viejo Continente en más de 500 euros.
Pero no solamente el Mercado Único nos ha ayudado a importar y exportar con más dinamismo. También se han firmado centenares de tratados que ayudan a que nuestras empresas puedan vender con menos trabas al extranjero y que también contribuyen a que nuestros consumidores puedan tener acceso a más bienes y servicios.
En consecuencia, el peso del comercio en comparación con el PIB ha pasado de 35% registrado en 1986 a los niveles cercanos al 65% que se dan en la actualidad. En clave exportadora, las ventas de bienes y servicios "made in Spain" al extranjero pesaban apenas el 18% del PIB hace treinta años… Pero ya rondan el 35% en la actualidad. Esto favorece el mantenimiento de 1,5 millones de puestos de trabajo. De hecho, la cifra de empleos vinculados al exterior se disparó un 125% las dos últimas décadas.
El ranking del comercio
El Foro Económico Mundial elabora anualmente el Índice de Comercio en el que se mide el grado de participación de los países en la globalización a partir de siete indicadores: facilidad para importar, facilidad para exportar, eficiencia de la regulación proteccionista, calidad de las infraestructuras de transporte, facilidad de acceso a servicios logísticos, adaptación tecnológica y entorno operativo. De entrada, la correlación entre más comercio y más PIB per cápita resulta evidente:Más interesante si cabe es repasar el índice por arriba y por abajo. En las 15 primeras posiciones aparecen Singapur, Hong Kong, Holanda, Nueva Zelanda, Finlandia, Reino Unido, Suiza, Chile, Suecia, Alemania, Luxemburgo, Noruega, Japón, Canadá y EEUU. España entra en el "top 30" (puesto 27), al igual que Dinamarca, Austria, Bélgica, Francia, Australia, Taiwán, Estonia o Corea del Sur. En las últimas posiciones aparece Venezuela, acompañada de Chad, Angola, Guinea, Irán, Mongolia, Burkina Faso…
El comercio genera crecimiento
Pero la sacudida proteccionista choca también con la evidencia empírica que, a lo largo de los años, ha dejado claro que el caso de España no es aislado. De hecho, las economías más abiertas al comercio son las que más prosperan. Según los estudios de James Gwartney y Robert Lawson, "el PIB per cápita es once veces mayor en los países que más comercian que en los que se aíslan de la globalización".De hecho, ambos economistas detectan también un fuerte vínculo entre más comercio y más crecimiento. Así, el crecimiento anual medio del PIB per cápita durante las dos últimas décadas del siglo XX fue de 0,5 puntos entre los países que menos comercian frente a los 2,4 puntos de las naciones más insertadas en el capitalismo mundial.
Jeffrey Sachs y Andrew Warner también han analizado estas cuestiones con detalle. Su estudio más influyente pondera las dos décadas comprendidas entre 1970 y 1990, con una base de datos que abarca casi 120 países. En los países emergentes más abiertos al comercio, el crecimiento anual medio fue del 4,5%, muy por encima del 0,7% registrado entre las naciones en vías de desarrollo que menos abrieron sus fronteras para importar y exportar. En el mundo desarrollado, los más globalizados crecieron a una media de del 2,3% frente al 0,7% de los más aislados al comercio.
Otros dos economistas que han destacado en el estudio de la riqueza que genera el comercio son Jeffrey Frankel y David Romer. Sus trabajos sostienen que aumentar el peso del comercio sobre el PIB en un punto porcentual se traduce en una ganancia media del PIB per cápita que se mueve entre 0,5 y 2 puntos.
Digno de mención es el trabajo sobre comercio y crecimiento que publicaron David Dollar y Aart Kraay con datos de la década de 1990. En su caso, detectan que las economías que se insertaron con fuerza en la globalización a lo largo de los últimos veinte años del siglo XX tuvieron un crecimiento medio del PIB del 5%. Por el contrario, los países que siguieron la senda proteccionista experimentaron un descenso medio del PIB de 1,1 puntos.
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