LA VERDADERA HISTORIA DE LOS ARELLANO FÉLIX
El
señor Treviño era un conservador y comedido empresario regiomontano que
preocupado por la falta de seguridad en Monterrey, había decidido
mudarse con su familia a Puebla, a ese cómodo condominio horizontal de
clase media acomodada, en el camino a Cholula. El señor Treviño cuyos
negocios, decía, estaban en la ciudad de México, era un hombre educado
con sus vecinos, que no hacía fiestas, no recibía demasiadas visitas y
que pagaba con puntualidad los gastos comunes del condominio. En su
cartera, el señor Treviño llevaba fotos de su familia, estampitas de la
virgen y oraciones que demostraban que era un hombre creyente y temeroso
de las leyes de Dios. Sólo había un pequeño problema, el señor Treviño
era, en realidad, Benjamín Arellano Félix, el cerebro del cártel de
Tijuana, el hombre que ideó y echó a andar una de las principales
organizaciones del crimen organizado en México y en el mundo, cuya foto,
junto a la de su hrmano Ramón estaba en la página del FBI, al lado de
la de Osama Bin Laden, omo uno de los hombres más buscados en el mundo
por la justicia estadunidense: era el jefe de un cártel, el de Tijuana,
responsable de miles de muertes en todo el país y enfrentado en una
lucha sin cuartel con sus competidores en todo el territorio nacional.
Su cabeza tenía un precio en Estados Unidos: dos millones de dólares.