lunes, 30 de mayo de 2016

Brexit: The Movie hace el alegato económico contra la UE


Publicada el 12 de mayo, la nueva película Brexit: The Movie hace el alegato a favor de la campaña de abandono con mucho detalle. En una hora y 11 minutos, la película se ajusta al debate económico tras la campaña del Brexit. Es algo inteligente porque, al irse acercando la votación, la campaña por permanecer es probable que se vuelva crecientemente histérica con afirmaciones de que abandonar la UE supondría un apocalipsis para Gran Bretaña. Además, recientes datos de encuestas han demostrado que el apoyo al Brexit se está desvaneciendo y que la causa principal de ello probablemente haya sido el hecho de que muchos crean la afirmación anti-Brexit de que la viabilidad del Reino Unido depende de seguir siendo miembro de la UE.



Por otro lado, tal vez más dañino para la causa pro-UE en general, y no solo en el contexto británico, es el hecho de que dos de los países más ricos de Europa están fuera de la UE: Suiza y Noruega. La película apenas menciona a Noruega, pero se centra fuertemente en Suiza.
Por supuesto, los suizos se dedican extensamente al comercio internacional y disfrutan de un nivel de vida que normalmente les pone entre las tres primeras naciones del mundo. Como señala la película, los suizos disfrutan de una gran cantidad de comercio con la UE a pesar de no ser miembros de ella. Pero como la UE se basa en buena medida en proteger industrias europeas frente a competidores no europeos, los suizos están en una situación mucho mejor en general en términos de comercio global al estar fuera de ella.
También políticamente los suizos ofrecen una interesante dicotomía con la UE. Por supuesto, la UE es una organización antidemocrática, que un locutor en la película señala que esta casi totalmente aislada de la voluntad de los votantes en los países miembros. La UE está dirigida por personas nombradas políticamente y por la no electa Comisión Europea. El Parlamento Europeo no tiene poder para detener o rechazar los actos de la Comisión. Un conglomerado de docenas de comisiones, oficinas y ministerios secretos y sin rostro, la UE es un paraíso del burócrata en el que gente poderosa permanece en buena medida anónima y libre para llevar a cabo su interminable panoplia de planes sin ningún miedo de castigo de los votantes en ningún lugar. Prácticamente nadie puede nombrar a ninguna de las personas más poderosas en la UE. Ya sea uno de sus cinco presidentes u otros miembros poderosos de sus organizaciones Como pregunta un observador: “¿te ayudaría en algo saber quiénes son? No tienes ningún poder sobre ellos, así que ¿para qué?”
La película compara esto con el sistema político suizo, que está muy localizado, descentralizado y depende de referéndums democráticos de base local y sometido a vetos por los votantes. La sospecha ante el poder centralizado forma `parte del sistema suizo. El sistema de la UE, por el contrario, es casi prácticamente lo opuesto.
La economía de Brexit: the Movie es bastante sensata. Algunas de las secciones más cuestionables económicamente sugieren que el gobierno tiene un papel esencial en la gestión de los recursos naturales, pero, en su mayor parte, una crítica central a la UE en la película no es que la UE sea una organización de “libre comercio”, lo que por supuesto no es. El problema central de la UE, señala la película, es que es muy instintivamente anticomercio.
Cualquiera familiarizado con la historia del “Mercado Común” o la “Comunidad Económica Europea” (como solía llamarse) en Europa, sabe que siempre ha sido un sistema para proteger ciertos intereses favorecidos en Europa. El principal de entre ellos han sido los intereses agrícolas, especialmente en Francia. Pero, por supuesto, la regulación, protección y capitalismo general de compinches para los grupos poderosos de interés solo ha crecido desde que la CEE se ha transformado en UE.
Esto se ha promovido desde hace mucho bajo una pátina de “libre comercio” porque, supuestamente, el ser miembro de la UE abre el comercio de los estados miembros a otros estados miembros. Esto se produce sin embargo a costa del comercio con otras partes de mundo, ya que los elevados niveles de regulaciones y proteccionismo generados por la UE en Bruselas atan las manos de muchos estados miembros en lo que se refiere al comercio con Asia y América. En general en Brexit: the Movie se usa una teoría correcta del libre comercio, señalando que las barreras comerciales dañan tanto a los consumidores como a los productores. Por supuesto, los consumidores afrontan un mayor coste de la vida gracias a las barreras comerciales, pero los productores también soportan precios más altos en las entradas, como en el caso de las empresas que usan acero en un entorno de aranceles sobre el acero. Eso hace menos competitivos a los productores y en último término también menos innovadores. “Solo se crea una barrera comercial porque algún otro tiene un producto mejor y más barato”, observa la película, diciendo lo que debería ser evidente para todos.
La naturaleza altamente regulatoria de la UE se ha cobrado su peaje sobre el comercio y la industria también dentro de los estados miembros. Sorprendería a pocos que abrir un pequeño comercio en Reino Unido sea más difícil que nunca después de unas pocas décadas de ser miembro del mercado común. La interminable arremetida de regulaciones y leyes desde Bruselas hace increíblemente difícil la innovación y el emprendimiento para las pequeñas empresas, con el resultado, por supuesto, de ser una economía que favorece a las grandes empresas afectadas que están más que encantadas de que los burócratas en Bruselas aplasten cualquier competencia que pueda aparecer. Como señala la película: “Las grandes empresas aman la UE porque crea regulaciones que destruyen a sus rivales más pequeños”.
También es universalmente aplicable el reconocimiento de la película de que “no hacen falta acuerdos comerciales con un país para poder comerciar con él.” Por supuesto, esto siempre ha sido verdad y por eso los primeros liberales de libre comercio, como Cobden y Chevalier, se oponían a los acuerdos comerciales. Todo lo que hace falta para el libre comercio es inacción por parte del estado. Sin embargo, la inacción del estado es contraria al mismo ADN de la UE.
¿Supondrá alguna diferencia la película? Después d dos semanas desde su emisión, solo tiene aproximadamente solo medio millón de visionados en YouTube y no está claro que los argumentos económicos acaben ganando el voto popular. El apoyo a la UE sigue trayendo con él un enorme prestigio social, ya que un incesante estribillo de las élites intelectuales en Europa es que la gente pro-UE es gente muy civilizada y humana, mientras que los opositores de la UE son esencialmente trogloditas.
Pero por supuesto, no sería sorprendente que la UE gane este partido. Para ser un lugar al que le gusta dar lecciones de democracia al resto del mundo, los europeos indudablemente parecen bastante cómodos entregando sus gobiernos a una oligarquía no electa. Al menos los estadounidenses de vez en cuando insisten en tener oligarcas electos. Este desdén por tener ningún control sobre el poder público en Europa se iguala solo por su creciente desprecio por la libertad de expresión y prensa. El régimen alemán amenaza con la cárcel a comediante por reírse de los dictadores turcos, mientras que en Reino Unido, la policía arresta a gente por posts maleducados en Facebook. Por supuesto, los franceses encarcelan con entusiasmo a la gente por decir cosas políticamente incorrectas. Por no hablar de los ataques a las libertades civiles básicas en respuesta al terrorismo que hacen que la Patriot Act en EEUU parezca incluso contenida en comparación.
Con ese desprecio incluso por las libertades más básicas, ¿quién puede esperar alguna revuelta importante en Europa contra el gobierno de una clase dirigente intocable en Bruselas?

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