domingo, 8 de mayo de 2016

Venezuela, en la ardiente oscuridad

Venezuela, en la ardiente oscuridad

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Por Gina Montaner @ginamontaner
Una de las más conocidas obras del desaparecido dramaturgo español Antonio Buero Vallejo es En la ardiente oscuridad. En ella el protagonista, ciego de nacimiento, ingresa en una institución de invidentes aparentemente felices. Sin embargo, el recién llegado les contagia su tristeza al poner en evidencia que carecen del más preciado de los sentidos.
Hoy los venezolanos viven sumidos en la ardiente oscuridad y no se trata de una metáfora sino de una realidad. Desde hace semanas el suministro eléctrico se corta durante horas en gran parte del país y los hogares permanecen a oscuras. Es la imagen última de una sociedad que ha caído en la negrura del abismo desde que se instauró la revolución bolivariana. El fin de la escapada del envenenado legado político que dejó Hugo Chávez y que ha continuado su sucesor, Nicolás Maduro.


El bloque opositor ha conseguido reunir al menos un millón de firmas que, hasta ahora, el gobierno de Maduro pretende ignorar, pues su signo es el del inmovilismo y el atrincheramiento
La gente lucha cada día contra una escasez que comienza a hacer mella en la dieta básica de la población; ahora los empleados públicos se adaptan a una jornada laboral reducida a dos días de trabajo por la aguda crisis energética; y la oposición se moviliza para llevar adelante un referendo revocatorio que inhabilite a Maduro por su probada ineptitud como jefe de estado. Es el panorama de una nación desesperada que busca salidas para escapar del intrincado laberinto chavista.
El bloque opositor ha conseguido reunir al menos un millón de firmas que, hasta ahora, el gobierno de Maduro pretende ignorar, pues su signo es el del inmovilismo y el atrincheramiento. Las manifestaciones y protestas (que toman fuerza intermitentemente) vuelven a encenderse en las calles, donde, también, se suceden los saqueos y la inseguridad ciudadana es cada vez más acuciante.
Los venezolanos que viven en el exterior confían y quieren creer que el gobierno implosionará como un edifico enfermo que ya no se sostiene. Pero desafortunadamente los regímenes autoritarios pueden resistir a costa de la hambruna y el amordazamiento del pueblo mientras el ejército mantenga el control y las fuerzas represivas estén dispuestas a ejercer la violencia. Todo indica que Maduro y sus hombres no tienen intención de enmendar el camino torcido de su socialismo del siglo XXI.
En medio de la ruina, la oposición venezolana da la batalla en la Asamblea Nacional y en las calles para revertir esta pesadilla que se ha enquistado y de la que resulta tan difícil deshacerse. Cuando un gobierno juega sucio y se salta el estado de derecho, las normas del fairplay estallan por los aires. Chávez instaló un populismo maniqueo y Maduro remata su proyecto hundiendo al país en una profunda miseria.
Desde el presidio político Leopoldo López alaba el esfuerzo de reunir las firmas para el revocatorio y resalta la necesidad de no desfallecer y seguir adelante. Más allá de las celdas en Ramo Verde, los venezolanos viven el día a día con la incertidumbre de encontrar víveres, de llegar vivos a casa, de tener luz en el hogar. Hace mucho tiempo que viven en tinieblas y enterrados en la más ardiente oscuridad. La desesperanza colectiva se contagia, se extiende y parece no tener fin.
La autora es escritora y periodista. Reside en Miami.

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