¿Por qué Fidel no suelta a Venezuela?
Por Thays Peñalver
Pocos conocen la historia de que uno de
los primeros expulsados de Venezuela por ordenes de Fidel Castro, fue
Norberto Ceresole, quien aunque pasó a la historia como un neonazi de la
ultraderecha, en realidad era un ultra comunista y operador
latinoamericano de la KGB en tiempos de la extinta Unión Soviética.
Ceresole, trató de convencer nada menos que a Chávez de que debía dejar
de lado a la Isla y buscar como centro de poder a Rusia porque Cuba no
le daría “Poder (a Chávez) sino que se lo chuparía, porque Cuba era un
vampiro que te chupa el poder, lo poco que tú tienes. Te lo chupa para
sobrevivir”. Porque “Fidel es Drácula”.
Para entender esto es necesario viajar
en el tiempo cuando la ayuda soviética tanto en subvenciones como en
ayuda directa, sin contar la ayuda militar en 1971, solo para Cuba,
anualmente fue de 4.133 millones de dólares, una cifra promedio que por
su cuantía, cualquier lector desprevenido pudiera encontrar como similar
a la proporcionada por Hugo Chávez a la Isla. Pero cuatro mil millones
de 1971 son equivalentes a 24.197 millones de hoy, que es una cifra
fantástica para la época. Es una cifra tan formidable, que Venezuela en
1971 recibía por petróleo una cantidad de dinero similar (4.053 millones
de dólares) para atender dos millones de almas más que en Cuba, siendo
entonces considerada Venezuela una nación rica y próspera.
A ese gigantesco financiamiento, hay que
añadir lo que la C.I.A. consideraba como “ayuda incuantificable” como
el caso de los miles de doctores rusos que fueron a “ayudar a compensar
el déficit de doctores” que Castro asumía como problema, las gigantescas
campañas sanitarias y de vacunación o los miles de entrenadores
deportivos que pasaron por la Isla, sin contar claro está con los
cientos de ingenieros y expertos rusos, alemanes, búlgaros, húngaros que
hicieron la mayor realización hollywoodense y que cautivó a los
incautos revolucionarios del Trópico de Cáncer hacia abajo.
Y si a esto añadimos las declaraciones
de los más eminentes científicos deportivos rusos, encabezados por el
bioquímico y vicepresidente del Instituto de Medicina Deportiva de la
época, Michael Kalinski quien proporcionó las evidencias del mayor
programa de uso de esteroides masivo y patrocinado por el Estado
Soviético a partir de 1970 o el caso de los 190 ex atletas olímpicos de
Alemania del Este, en su mayoría ganadores de medallas de oro olímpicas,
que están demandando a la empresa farmacéutica Jenapharm, como la
culpable de haber suministrado los esteroides desde 1960 para que sus
entrenadores los obligaran a consumirlas, solo “para demostrar la
superioridad del comunismo”, nos encontraríamos con una isla tan
sobredimensionada por la propaganda -solo para demostrar la
“superioridad comunista”- que Cuba terminó convertida en el Walt Disney
World Revolucionario, en el mundo Maravilloso de Fidel, en una Isla de
la Fantasía pero regentada por enanitos.
Por eso cuando Nicolás Maduro llegó a
estudiar a la isla, así como los cientos de incautos revolucionarios
venezolanos que hoy creen que Venezuela será la Cuba de la fantasía
soviética, podía percibir escuadrones enteros de aviones de combate de
última generación, mientras en Venezuela habían retazos de aviones,
excedentes de la segunda guerra mundial y otras reliquias de las
primeras generaciones de aviones subsónicos de reacción y en buena parte
de América Latina aun se encontraban operando aviones de hélice. Por
eso era impresionante la visual de los visitantes cuando además de aquel
poderío de aviones de combate eran vistos en los desfiles junto a
cientos de tanques, por mucho los mejores en toda Latinoamérica,
integrados en escuadrones de combate así como artillería que harían
palidecer a cualquier ejercito suramericano. Acto seguido, los
maravillados idiotas latinoamericanos abordaban las limosinas blindadas
de Fidel Castro, algunas veces incluso con él adentro, hasta llegar al
gigantesco Palacio de la Revolución y escuchar un discurso de Fidel
sobre las 30 medallas ganadas en las olimpiadas.
¿Qué como terminó todo? Cualquier
revolucionario podría ver que Cuba hoy no es un ejemplo para nadie, vive
hoy desvergonzadamente de las remesas de los cubanos en el imperio, es
decir de la “escoria” de los “traidores” que de acuerdo con el Gobierno
Estadounidense se encuentra cercano a los 6 millardos (2 millardos de
dólares, sumado a los bienes y artefactos que envían a la Isla por 3,5
millardos mas). Vive del turismo capitalista que le proporciona otros 2
millardos, y para vergüenza mundial, vive como el ultimo esclavista, de
exportar mano de obra esclava que le supone otro millardo mientras que
el resto, el 43% del intercambio comercial, proviene de Venezuela. Así
de mal terminó el experimento cubano, que depende de los cubanos
emigrados, de la mano de obra esclava, del imperialismo y en más del 40%
de Venezuela, a la que chupa como un vampiro.
Fidel Castro chupó, ajustados a
inflación, 43 mil millones de dólares de Venezuela solo en petróleo,
cada médico o empleado cubano costó más de un millón de dólares y como
bien lo explican sus anuarios, recibió otros 17 millardos en
exportaciones de bienes, para un total de 60 millardos que se conozcan.
Pero lo cumbre del caso, es que esos dólares que recibió, los tiró a la
basura, los utilizó únicamente para sostener su rumbo nefasto a la
catástrofe. Porque incapaz de cambiar, incapaz de rectificar condeno a
los cubanos por otros 20 años, para ocultar su vergüenza. Los anuarios
estadísticos cubanos dan cuenta de que del millón de hectáreas sembradas
de azúcar desde que se unieron las revoluciones, apenas quedan 400 mil
produciendo y de su industria manufacturera se ha perdido el 25% de su
capacidad, con un 22% menos de empleos en el sector, mientras que la
Isla tendrá para 2025 menos habitantes que en 1989 a la caída del
comunismo en el mundo.
Por eso al intuir que Venezuela se
secaba cuando cayeron estrepitosamente los precios del petróleo,
perdimos toda la gracia y los isleños se aprestaron a lo mejor que saben
hacer, chupar sangre de otra parte, aunque sea desvergonzadamente del
mismísimo Imperio. ¿Cuándo soltará Castro a Venezuela? Aunque esto no lo
crean muchos, En Cuba nadie cree en Maduro, el saludo inicial de Castro
con Obama fue la sentencia de que Maduro no se sostiene por mucho
tiempo, la apertura de la embajada y el fraternal abrazo de Raúl Castro
son el mejor ejemplo de que la revolución bolivariana huele a formol,
parafraseando a mi buen amigo Ezequiel Zamora. Pero aun los mil millones
de dólares pesan tanto como la vergüenza del ancianato isleño de
admitir que fueron un gigantesco fraude, el peor error de la historia
cubana. Lo que sí es cierto, es que Maduro, ya fue traicionado por los
Castro, aunque él sea el último en enterarse.
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