lunes, 16 de mayo de 2016

Menos Impuestos para los Ricos (1)

Warren Buffett estuvo en las noticias cuando dijo que hay algo errado con el sistema tributario si él está pagando una tasa impositiva más baja que su secretaria.
Sí, hay algo errado, pero es justo al contrario de cómo él lo interpreta: es injusto que alguien que crea tanta riqueza como Buffett tenga que pagar impuestos. La queja apropiada no es que él esté pagando sólo la mitad de la tasa de su secretaria: una centésima parte de esa tasa aún sería demasiado alta.
Analicemos cómo Buffett gana su dinero. Él es un inversor. Eso significa que gana dinero ajustando a la realidad el problema económico más esencial de todos: Qué empresas deben ser nutridas con capital adicional y qué empresas están despilfarrando sus activos.


¿Cuáles son las acciones correctas que deben realizar los productores? ¿Qué bienes y servicios deben ser producidos? ¿Quién debería producirlos? ¿Con qué métodos deben ser producidos? Estas son las cuestiones sobre las que inversores y hombres de finanzas compiten. Los que tienen el juicio más acertado, ganan.
Buffett obtiene beneficios cuando ciertos activos infravalorados producen más valor que lo que otros inversores pensaban. (“Más valor” de acuerdo a cómo lo ve el público comprador: es decir, todos los individuos que a su vez han *producido* y ganado dinero para gastar, y a los que se les aplica el errado término de “consumidores”).
Las decisiones de los inversores están basadas en juicios acerca de qué actividades serán las más rentables. ¿Tiene Blackberry futuro contra iPhone y Android? Si es así, el público que compra estará mejor si los fondos fluyen hacia RIM, el fabricante de la Blackberry, para que RIM pueda contratar más empleados, aumentar la producción, incrementar su plantilla de vendedores. Si no es así, los fondos deberían salir de RIM y ir a Apple y a Google.
Los inversores, igual que Buffet, apuestan su propio dinero en acertar en cosas así. El resultado – y esto es crucial para entender el capitalismo – es que los inversores que toman decisiones acertadas y rentables ganan más dinero, con el que a su vez pueden expandir su poder económico y su influencia en la estructura de la producción. Los que juzgan mal pierden poder económico e influencia. El poder que tienen los listos en el mercado se expande, el poder que tienen los tontos se contrae.
Esto es lo que yo llamo la “selección natural” que opera bajo el capitalismo. Es lo que hace que la actividad capitalista sea objetiva, no subjetiva (contrariamente a lo que dicen los austriacos). La selección natural del éxito por tener éxito es el mecanismo de retroalimentación que vincula cada uno de los aspectos de una economía capitalista, cada precio y cada decisión, a la realidad.
Durante muchas décadas, Warren Buffett ha sido el inversor más consistente y exitoso. Eso significa que él ha corregido de la forma más consistente las estimativas (sobrevaloraciones o infravaloraciones) de otros inversores. Él vio valor donde otros no conseguían verlo. Su creciente riqueza ha sido dedicada a financiar los emprendimientos acertados, la producción de bienes y servicios a los que el público consumidor le ha dado más valor. Cada vez más, su mano ha sido la “mano invisible”. Al encauzar sus propios fondos a las empresas correctas, Buffett ha logrado lo que los comisarios y los “zares” nunca han podido hacer: encauzar grandes porciones de la economía hacia canales productivos.
Su inigualable visión de dónde debería ser invertido el capital, de qué empresas deberían ampliarse y cuáles contraerse, ha mejorado considerablemente la vida de cada hombre, mujer y niño en el país. Por lo que es terriblemente injusto que después de todo eso se le pida que pague algún impuesto.
Yo he propuesto que todas las rentas de más de $1 millón al año estén exentas de impuestos. No deberíamos pedirle más a quien ya ha creado tanto valor para nosotros.
En el caso de Buffett, no sólo debería estar exento él de toda clase de impuestos, deberían darle una medalla por su incomparable trayectoria de ajustar la actividad económica a la realidad: es decir, al mejor juicio del público consumidor que busca su propio interés.
Por cierto, observad lo que ocurre cuando le hacemos pagar impuestos a Buffett: le estamos limitando su capacidad de encauzar fondos hacia los mejores negocios. Por lo tanto, ningún impuesto sobre Buffett le perjudica al público. Y el impuesto sobre las ganancias de capital de Buffett es lo que más nos perjudica. La eliminación del impuesto sobre las ganancias de capital es más necesaria y urgente que una reducción en el impuesto sobre la renta. Cada dólar tomado en el impuesto sobre las plusvalías es un dólar que no puede ser usado para ampliar la producción.
Por nuestro propio bien, paremos de desangrar los recursos de los que crean riqueza.
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Por Harry Binswanger  —

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