Malvadas vacas flacas
Por Vicente Albornoz Guarderas
Diario El Comercio, Guayaquil
En estos días está por salir el libro “La Culpa es de las Vacas Flacas”, de Pablo Lucio-Paredes y Pablo Arosemena.
El texto, casi un manual para destruir
mitos dañinos en la economía, es una excelente sistematización de todos
los temas relacionados con esa plaga que nos aqueja desde hace décadas,
la “maldición de los recursos naturales”, que en realidad es la
incapacidad que sufrimos para administrar bien una riqueza proveniente
de la naturaleza más que del trabajo.
El libro empieza describiendo cuán
grande fue el ‘boom’ económico que vivimos entre 2007 y 2014 y para eso
le lleva al lector desde la macroeconomía hasta la vida diaria. E
ilustra todo ese camino con ejemplos, tanto de la cantidad de recursos
que el país recibió por el petróleo, como del uso que se dio a esos
recursos, en muchos casos un uso tan improductivo como esa inmensa
cancha en la que algún día se pensó en poner la Refinería del Pacífico y
donde se ha gastado 1 200 millones.
Luego analizan qué se pudo haber hecho
con esos recursos y revisan cómo otros países armaron los fondos de
estabilización que les han protegido de la alta volatilidad de los
precios de las materias primas. Y si bien el fondo noruego puede sonar
lejano, el esquema chileno se ve más cercano. Y ambos parecen dignos de
la más profunda y sana envidia.
Más adelante, hacen una revisión de los
múltiples fondos de ahorro que, con los más variados nombres, ha tenido
el Ecuador en las últimas décadas. El capítulo es una excelente
compilación, a pesar de que no revisan las reglas macrofiscales que tuvo
la Ley de Responsabilidad Fiscal, las herramientas más poderosas que
hubo para el ahorro, pero que fueron tristemente derogadas por el
Congreso Nacional, justamente cuando Rafael Correa era ministro de
Finanzas.
El siguiente punto es una revisión de la
situación actual del Ecuador, que gracias a la bonanza petrolera pudo,
por unos años, olvidarse que es un país pequeño en un mundo grande y que
solo puede crecer a largo plazo si regresa su mirada al exterior. El
gran problema es que en estos años al Ecuador se le pasaron varios
trenes de integración comercial con los principales bloques económicos.
Ya en épocas de Alfredo Palacio perdimos
la oportunidad del TLC con Estados Unidos. Luego se nos pasó el tren de
la Alianza del Pacífico (Chile, Perú, Colombia y México) y por ahora no
está claro que logremos ratificar el acuerdo con Europa.
Si no nos
acercamos a esos países, tendremos que tratar de venderles a sitios tan
poco interesantes como Venezuela o Irán.
Además, cuando uno cierra su economía a
los bienes importados, está protegiendo a los empresarios locales, con
lo que lo único que se logra es afectar a los consumidores. Y se propone
soluciones interesantes que recomiendo leerlas directamente en el
libro.
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