domingo, 8 de mayo de 2016

La UE y el mundo: Ausente y consentidora

Il Post

Angela Merkel, François Hollande, Matteo Renzi, David Cameron y Barack Obama. Hannover (Alemania), 26 de abril.
Angela Merkel, François Hollande, Matteo Renzi, David Cameron y Barack Obama. Hannover (Alemania), 26 de abril.
La presencia de la bandera de la Unión sin que hubiera alguien que la representara en la cumbre de Hannover, es testimonio del rol secundario que tiene Europa en la escena internacional.
"Hay algo raro en la fotografía oficial de Obama y los dirigentes europeos reunidos ayer en Hannover”, escribe Lorenzo Ferrari en Il Post: “a la derecha de la imagen, hay un elemento curioso, que perturba la simetría – una bandera europea sola. Podría pensarse que es un error de montaje, un olvido de parte del servicio de protocolo. ¿Tal vez en ese momento, Jean-Claude Juncker, estaba en los servicios?”, se pregunta el historiador.



Y por lo tanto, “no hay un solo error, ningún contratiempo. En la Cumbre entre Obama y los principales dirigentes europeos, el presidente de la Comisión simplemente no había sido invitado, incluso si la discusión trataba de asuntos que le concernían. Obama, venía de pronunciar un apasionado ‘discurso a los europeos’, en el que incluso calificó la integración europea como ’uno de los más grandes éxitos políticos y económicos de nuestra época’ y, añade Ferrari, recuerda “que una Europa unida – otrora el sueño de una minoría – sigue siendo la esperanza de muchos y una necesidad para todos’.”
Pero la situación que el presidente de los Estados Unidos encontró “es bastante diferente a la que él describe”, continúa Ferrari:
“Una situación representada maravillosamente por la fotografía de ayer. Una Europa unida es una presencia retórica y marginal; la verdadera Europa, son cuatro dirigentes en frecuente desacuerdo. A partir de ahora, la marginación de la Comisión es un hecho, al punto que nadie parece sorprenderse de esta curiosa fotografía; ni la prensa ni los políticos parecen haberse dado cuenta de la ausencia de Jean-Claude Juncker en la Cumbre.”
En Bruselas, oficialmente, esto no ha ocasionado perplejidad alguna:
"Durante la conferencia de prensa, el portavoz de la Comisión ha declarado que esto le convenía perfectamente: los dirigentes europeos pueden discutir de cualquier tema que incumba directamente a la Comisión sin siquiera fingir implicarse.”
A partir de ahora, concluye Ferrari, “las instituciones comunes no cuentan para nada en la práctica” y “ellas ya ni siquiera piden contar para algo”:
“La bandera europea no se ha vuelto el símbolo de un súper Estado federal, sino un simple adorno al que sería raro quitar de la fotografía.”

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