Washington. Estados Unidos está cada vez más preocupado por el potencial de un colapso político y económico de Venezuela, debido a los temores de una cesación de pagos de deuda, crecientes protestas callejeras y un deterioro de su vital sector petrolero, dijeron el viernes funcionarios de inteligencia de Washington.



En una sombría evaluación de la crisis de Venezuela, funcionarios de alto rango expresaron sus dudas sobre si el presidente Nicolás Maduro permitirá que se realice un referendo revocatorio este año, a pesar de las protestas lideradas por la oposición que exigen una votación para decidir si el mandatario sigue en el poder.
En una conferencia de prensa con un pequeño grupo de periodistas en Washington, los dos funcionarios anticiparon que es poco probable que Maduro, quien encabeza al Gobierno más abiertamente antagónico a Estados Unidos en Sudamérica y a un importante proveedor de petróleo del país, pueda completar su mandato, que concluye después de las elecciones del 2018.
Aseguraron que un escenario "plausible" sería que el propio partido de Maduro o figuras políticas poderosas lo obliguen a dejar el cargo y no descartan la opción de un golpe de Estado militar. Sin embargo, agregaron que no existe evidencia de una trama activa ni de que haya perdido el respaldo de los generales del país.
Por su parte, el presidente Maduro dijo la noche del viernes que Venezuela está siendo amenazada "en este momento".
"Se están activando medidas desde Washington, pedidas y promovidas por factores de la derecha fascista venezolana, envalentonados por el golpe de Estado de Brasil", dijo Maduro en un acto para extender la vigencia de un decreto de emergencia económica.
"Yo estoy obligado a proteger la estabilidad, la integridad y la patria venezolana y su soberanía", agregó en la actividad transmitida por el canal estatal de televisión, VTV.
Los funcionarios parecieron reconocer que Washington tiene escasa influencia en la forma en que se desarrolla la situación en Venezuela, donde cualquier rol de Estados Unidos genera acusaciones del Gobierno sobre conspiraciones. El Gobierno del presidente Barack Obama prefiere, en su lugar, esfuerzos regionales para evitar que el país entre en caos.
El Ministerio de Información de Venezuela no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Turbas en Venezuela asaltaron cargamentos de harina, pollo y ropa interior esta semana, en una proliferación de saqueos en el país, que sufre una profunda crisis económica.
Funcionarios estadounidenses dijeron que esto podría derivar en un caos generalizado. Uniformados dispersaron el miércoles con gas lacrimógeno a manifestantes de la oposición, algunos de los cuales arrojaban piedras, durante una marcha para exigir la activación del referendo contra Maduro.
Maduro ha prometido que no lo sacarán del poder antes de que expire su mandato y acusa a la oposición de buscar defenestrarlo para destruir el legado socialista de su predecesor, el fallecido Hugo Chávez. Washington ha tenido una relación áspera con Caracas durante años, especialmente después de que Estados Unidos apoyó un breve golpe de Estado contra Chávez en el 2002.
Los funcionarios estadounidenses insistieron en que su país no está contra el Gobierno venezolano, sino que sólo quieren que se resuelva la crisis.
Además citaron el riesgo de una moratoria de la deuda de Venezuela. El Gobierno de Maduro ha pagado sus bonos de manera consistente y oportuna y ha criticado los temores del mercado sobre una cesación de pagos, a los que considera como una campaña de desprestigio internacional.
Los bajos precios internacionales del petróleo y la crisis económica en Venezuela han generado preocupaciones sobre si la petrolera estatal PDVSA podrá pagar los cerca de 5.000 millones de dólares en deuda que vencen antes de fin de año.